Cual indetenible y creciente ola la mujer cubana ha ido ocupando los espacios que durante siglos el orden patriarcal de la sociedad le ha negado, hasta el punto, en la Isla, que esas áreas aún no conquistadas permanecen más en la transformación de la mentalidad androcentrista que en el establecimiento de políticas.
La Revolución y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) han instituido programas encaminados a lograr el pleno ejercicio de la igualdad de la mujer en todos los ámbitos y niveles de la sociedad.
El X Congreso de la organización femenina que sesiona hoy, lleva a debate la consolidación de esas conquistas, la continuidad y compromiso con esa obra de lucha y sacrificio y la persecución de otras victorias que avanzan hacia copar de realidades, y no aspiraciones, el significado de “pleno ejercicio” antes mencionado.
Entre las granmenses que participan en el cónclave Madelaine Liranzo, es una usufructuaria de la Cooperativa de Créditos y Servicios Tomás Díaz, de Jiguaní. Natural de Santiago de Cuba cuenta que su primer vínculo laboral fue en la agricultura a los 14 años en la recogida de café, y ya no abandonó su trabajo de productora de alimentos, que simultanea con un pequeño taller de costura.
Para Madelaine en la independencia económica inicia el proceso de liberación y equidad, por eso favorece en todo lo que puede la incorporación de la mujer a la vida pública.
“Tenemos un rol esencial en la construcción de la Revolución, pero hay féminas que aún no advierten que tan vital es ese rol y que ello no implica dobles jornadas. Tenemos el don de ser sabichosas, inteligentes y contamos con el soporte de la federación que nos une, informa, apoya y nos da educación”.
La manzanillera María Rosa León Reyes refiere con orgullo su condición de campesina y federada, “porque es una organización que nos ha dado dignidad, y mi retribución, desde mi modesto puesto, es multiplicar ese trabajo.
“En las fincas agroecológicas de la ciudad del Golfo celebramos cumpleaños, damos cursos sobre ecología y cuidado del medio ambiente, vinculamos a las nuevas generaciones y las adultas mayores, trabajamos con las familias para resarcir los daños del cambio climático.
“Esta es una organización sólida, la mujer cubana no tiene miedo a enfrentar cualquier tarea porque tiene un respaldo en la defensa de su espacio y sus derechos; ese es mi mensaje a las jóvenes, que se sientan capaces, fuertes, que nunca estarán desprotegidas”.
Laidelín Toledano Montero es de esas muchachas elocuentes y vivaces, ávida de conocimientos. Desde los 12 años, en investigaciones escolares y congresos pioneriles defendió la contribución de las patriotas en la historia y hasta hoy, en el Instituto Preuniversitario Julio Antonio Mella de Bayamo, esa es su línea de estudio favorita.
“La Revolución sin la obra de la mujer no es posible. Nuestras posiciones de defensa de las conquistas revolucionarias en este tiempo son de continuidad, estudio, trabajo honesto y aportador en lo económico y social, en el enfrentamiento a las indisciplinas y el fraude, en cada lugar donde estemos. El futuro de la nación no solo cuenta con las féminas, sino que estas son las bases de la propia nación”.
Sobre el funcionamiento y fortalecimiento de la organización fundada por Vilma Espín en agosto de 1960, Doralis Romero Olazabal, dirigente de la FMC en Cauto Cristo, expresa que se debe trabajar desde la base, en la preparación de los cuadros, no es solo tener la caracterización de las problemáticas que afectan a las federadas y la familia, sino hacer, integrar, transformar, estimular, movilizar.
Milagro González Fonseca, jefa de capital humano de la fábrica de conservas de Yara, agrega brevemente y deja una contundente reflexión: la federación sostiene la vida.
¿Por qué?- pregunto. En cualquier ámbito la mujer mantiene el mundo en desarrollo, puede que no sea científica u obrera, pero es madre o esposa, hija, compañera y ese aparentemente invisible aporte en el hogar es la salud y oportunidad de progreso de quienes elevan paredes y crean fórmulas.