Los días comprendidos del 15 al 19 de abril de 1961 acontece lo que la historia de Cuba recoge en sus páginas como la invasión a Playa Girón, por tropas entrenadas y apoyadas por el gobierno estadounidense.
Ante el temor del triunfo revolucionario en enero de 1959, el gobierno estadounidense en abril de 1961 contaba con alrededor de 1 500 mercenarios, organizados y entrenados por la CIA y el Pentágono en bases ubicadas en sus territorios y de América Central para atacar a la Isla como parte de un plan de acciones encubiertas.
Al amanecer del 15 de abril, tres escuadras de aviones estadounidenses tripulados por mercenarios, sin previa declaración de guerra y con insignias cubanas para simular una rebelión interna, atacaron sorpresivamente al país.
Una de ellas, integrada por tres B-26, nombrada Puma, bombardeó y ametralló el aeropuerto y base militar de la fuerza aérea de Ciudad Libertad; otra también de tres aviones, nombrada Linda, la base de San Antonio de los Baños y otra, llamada Gorila, con dos aviones, todos B-26, el aeropuerto de Santiago de Cuba.
El ataque ocurrió de forma simultanea minutos antes de las seis de la mañana. La escuadra que atacó Ciudad Libertad encontró un fuego antiaéreo tan nutrido que algunos pilotos descargaron sus ametralladores en áreas cercanas a la base.
Los resultados de esa acción dejaron daños materiales considerables con la rotura total o parcial de algunos aparatos. Además de 53 heridos y 7 muertos, entre ellos, el joven artillero Eduardo García Delgado, quien moribundo escribió con su sangre el nombre de Fidel.
El 16 de abril en acto multitudinario por el sepelio de las víctimas de ese ataque, y en vísperas de la invasión mercenaria, nuestro Comandante en Jefe proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana y declaró al país en estado de alerta.
[…] Porque lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba. Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos! […] ¡Y que esa Revolución socialista la defendemos con esos fusiles!; ¡y que esa Revolución socialista la defendemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores! […]
Compañeros obreros y campesinos, esta es la Revolución Socialista y democrática de los humildes […] Obreros y campesinos, hombres y mujeres humildes de la patria ¿juran defender hasta la última gota de sangre esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes?
Y concluía Fidel ] ¡Viva la clase obrera! ¡Vivan los campesinos! ¡Vivan los humildes! ¡Vivan los mártires de la patria! ¡Vivan eternamente los héroes de la patria! ¡Viva la Revolución socialista! ¡Viva Cuba Libre! […]
A partir de entonces la defensa de la patria y del socialismo fue prioridad del pueblo cubano, ante lo que sería el preámbulo de una invasión armada.
En la madrugada del día 17 de abril se produjo la invasión mercenaria. Un total de 1 500 hombres, habían salido de Puerto Cabezas a bordo de cinco buques de guerra estadounidenses custodiados por otras unidades navales.
Desembarcan por dos puntos de Bahía de Cochinos, Playa Girón y Playa Larga, con el fin de establecer una cabeza de playa y constituir un gobierno provisional contrarrevolucionario que de inmediato solicitaría la intervención de los Estados Unidos.
El lugar escogido fue la Ciénaga de Zapata. Una zona donde se llegaba solo por tres terraplenes, por lo que los mercenarios consideraron que resultaría fácil impedir el arribo de las fuerzas cubanas.
En el momento de la agresión el pueblo, organizado en las milicias obreras, campesinas y estudiantiles y en el Ejército Rebelde, corrió a sus puestos de combate para defender la Revolución Socialista.
Fidel Castro, dirigió personalmente toda la batalla, desde el propio escenario de los combates demostrando una vez más su experiencia y sabiduría desde los años de la insurrección armada en la Sierra Maestra.
Las fuerzas revolucionarias capturaron a 1 197 mercenarios, ocuparon cinco tanques medianos M-41, cuantioso armamento de todo tipo, hundieron dos buques y tres barcazas y derribaron diez bombarderos B-26.
Las tropas cubanas tuvieron 176 muertos y más de 300 heridos, cincuenta de los cuales quedaron incapacitados de por vida.
En menos de 66 horas, el 19 de abril de 1961, las fuerzas revolucionarias derrotaron a las tropas mercenarias, no pudieron lograr sus objetivos de recuperar y restaurar el neocolonialismo en Cuba, de eliminar la primera experiencia socialista en el continente y de aplastar el ejemplo de la Revolución Cubana para los pueblos latinoamericanos. Se le propinó al imperialismo yanqui su primera derrota militar en América Latina.
Sobre la significación histórica de la victoria obtenida el 19 de abril de 1961 por el pueblo cubano frente a la invasión mercenaria, Fidel Castro afirmó:
[…] Esta fecha tendrá siempre gran trascendencia en la historia de nuestra Revolución. Fue para nuestra Patria y para nuestra Revolución una batalla decisiva […] Si las batallas de la lucha contra la tiranía hicieron posible la conquista del poder revolucionario y cambiaron el curso de la historia en nuestro país, la batalla de Playa Girón impidió que la historia de nuestro país diese marcha atrás y salvó la Revolución”.
En otro momento expresó:
[…] A partir de Girón nació realmente nuestro Partido marxista-leninista; a partir de aquella fecha se cuenta la militancia en nuestro Partido; a partir de aquella fecha el socialismo quedó para siempre cimentado con la sangre de nuestros obreros, campesinos y estudiantes; a partir de aquella fecha el destino de los pueblos de este continente, en la libertad y dignidad que conquistaba uno de ellos frente a la agresión del poderoso imperio que los avasallaba a todos, sería diferente. Porque, dígase lo que se diga, a partir de Girón todos los pueblos de América fueron un poco más libres.
La unidad indisoluble entre el pueblo y su Revolución, y la capacidad estratégica y táctica de Fidel y de la dirección revolucionaria fueron aspectos vitales para lograr la primera derrota militar en América Latina y el Caribe.