
Los eventos políticos y culturales, desde exposiciones hasta festivales de música y funciones de teatro ofrecen experiencias enriquecedoras; pero disfrutar de estas requiere seguir los protocolos adecuados: el comportamiento, el orden de cada objeto, la vestimenta, el uso de tecnologías como teléfonos y cámaras; incluso saber cómo y cuándo aplaudir, e incluso, permanecer en silencio.
El descubrimiento de este fascinante universo del protocolo ha sido facilitado en Granma por el conocimiento de Svetlana Solianik, a quien cariñosamente llaman “la profe”, debido a las enseñanzas impartidas a tantos profesionales desde su incorporación a la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales de Granma, fundada un 28 de junio de 1992, y sus conocimientos en el ámbito de las Relaciones Públicas.
Hace 44 años Svetlana Solianik, se estableció en la ciudad de Bayamo luego de dejar Bielorrusia. En su país de origen, participaba en fiestas y eventos que le proporcionaron conocimientos sobre el arte del protocolo.
Al llegar a este territorio, comenzó a desempeñarse en la Universidad de Granma, anteriormente conocida como Iscab, donde ha acumulado tres décadas de experiencia.
Con una Licenciatura en Pedagogía y metodología de la enseñanza, inició su trabajo en el departamento de idiomas extranjeros. Se desempeñó como docente en esta institución académica y ofreció conferencias y cursos sobre cortesía, protocolo ceremonial y organización de eventos, fundamentales para los profesores de la universidad.
“El protocolo es una herramienta indispensable para todo profesional, por lo tanto, me propuse prepararlos inicialmente en la imagen personal, seguido de la cortesía y las normas de protocolo, que son esenciales”.
Más adelante, se unió al círculo de Relacionistas públicos establecido en 1998 y en 2003 se integró a la Asociación de Comunicadores Sociales.
En aquellos primeros años, la meta era capacitar internamente para luego compartir ese conocimiento con trabajadores, empresas y directivos.
“En ocasiones ignoramos detalles tan simples como la ubicación de las banderas, la disposición de la presidencia; la concepción de un programa, el guión de un acto, que parecen ser asuntos simples, no obstante, son sumamente relevantes en la vida”.
Su erudición ha sido fundamental en la organización de eventos de alta categoría, el protocolo y el ceremonial, la cortesía y el trato distinguido, la atención al cliente y la formación de nuevas generaciones.
Uno de sus mayores desafíos fue la planificación de ExpoGranma en 2003, al respecto rememora:
“Fue un evento que demandó un gran nivel de detalle. Trabajamos con dedicación y un profundo interés. Durante una semana, los comunicadores colaboramos estrechamente con el Gobierno, el Partido… centrándonos en garantizar que todo saliera perfectamente”.
Una de las grandes proezas de la Asociación de Comunicadores Sociales de esta provincia, fue asumir la responsabilidad de organizar el certamen ExpoGranma, después del acto nacional del 26 de Julio en Bayamo en 2006, un evento histórico por la presencia del Comandante en Jefe.
“Los comunicadores y especialistas de las diversas entidades trabajamos incansablemente, día y noche. Recuerdo que el día 25, estuvimos supervisando cada detalle de los artículos que se iban a exhibir.
“El primer secretario del Partido, Lázaro Expósito Canto, fue el primero en visitar el recinto antes de la ceremonia. Recorrió las instalaciones y, antes de partir, plasmó sus impresiones en el libro destinado a personalidades que reposaba sobre la recepción.
“Mi corazón latía con fuerza. ¿Qué habría escrito? ¡Solo era una palabra! Al retirarse, abrí rápidamente el libro. En aquellas páginas en blanco, escribió: “¡Excelente!”.
“Fue sumamente gratificante. Diversas personalidades recorrieron la exposición durante la semana en que estuvo abierta al público. Todo lucía impecable. Fue realmente un logro de la Asociación de Comunicadores Sociales”, acotó Svetlana Solianik.
Tras la creación de la carrera de Comunicación Social, surgió la idea de formar un grupo de protocolo con los estudiantes, donde se fusionaban las ansias de aprender de los alumnos y los deseos de enseñar por parte de esta docente.
La prueba de fuego fue la exhibición fotográfica titulada “Fidel entre nosotros”, la cual tuvo lugar en el museo casa natal de Carlos Manuel de Céspedes.
En este evento, diseñadores de la Asociación colaboraron con estudiantes del grupo de protocolo, manteniendo así una estrecha relación y encargándose de la organización de otros certámenes.
Con metas más ambiciosas en mente, fundó el círculo de interés “Sembrando Sonrisas”, con estudiantes de educación primaria. A pesar de que el proyecto se vio interrumpido por la pandemia de Covid-19, espera retomarlo para seguir avanzando en el ámbito de las relaciones públicas.
Su experiencia en protocolo y comunicación social respalda su opinión sobre los desafíos de la ACCS en esta oriental provincia.
“El primer desafío es explicar a las personas en qué consiste la Ley de comunicación social, y eso es precisamente lo que estamos haciendo como institución. Estamos informando a cada entidad sobre sus responsabilidades y lo que se espera de los comunicadores en cada empresa.
“Existe aún la percepción errónea de que el comunicador social se limita a publicar fotos de eventos y organizar reuniones sindicales; incluso los directivos desconocen la labor real de un profesional de la comunicación, por lo que nuestra principal labor es la capacitación.
“No podemos ignorar que la vida está en constante evolución, al igual que las tecnologías; los métodos de comunicación social actuales difieren de los de hace 13 años. El lenguaje, la vida y la perspectiva del mundo han cambiado.
“El comunicador social se erige como una figura crucial en estos tiempos. A pesar de la abundancia de tecnología y dispositivos móviles, la palabra hablada aún conserva un valor significativo”, enfatizó Svetlana Solianik.