24 de febrero de 1895: Patriotismo, valor y dignidad

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Por Aldo Daniel Naranjo (Historiador) | 24 febrero, 2025 |
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La obra organizadora y de concientización revolucionaria de José Martí se acrecentaba desde el cuatrimestre de 1892 con la creación del periódico Patria y del Partido Revolucionario Cubano. No solo aunaba voluntades, dentro y fuera de Cuba, sino que decidía las acciones estratégicas para el comienzo de la Guerra Necesaria.

Desde la provincia de Oriente, los grupos conspirativos dirigidos por los generales Bartolomé Masó Márquez, quien dominaba en Manzanillo, Bayamo, Jiguaní, Las Tunas y Holguín, solicitaban la orden de alzamiento desde mediados de 1893.

El 25 de junio de 1894, Martí, desde Jamaica, le escribió al general Antonio Maceo, después de hablar con algunos patriotas manzanilleros de visita a esa isla: “No hay rincón por allí sin su jefe, y su gente, y el estado de decisión, y ferviente espera por nosotros, es realmente tal que no justifica ya mayor demora. Es la última situación, felizmente madura para lo que enseguida vamos a crear”.

Aun cuando en enero de 1895 se frustró el denominado Plan de Fernandina, con la incautación de barcos y armas con destino a Cuba, los revolucionarios en la Isla instaban el laudo de la sublevación. Entonces Martí planteó su decisión de zarpar “en una cáscara de nuez, o en un Leviatán” hacia las costas cubanas. En consecuencia, envió la orden de alzamiento a Cuba para que fuera con carácter simultáneo o con la mayor simultaneidad posible, para la segunda mitad del mes de febrero.

A excepción de Camagüey, los emisarios enviados desde La Habana al resto de las provincias reafirmaron la disposición de los conspiradores de secundar el movimiento nacional liberador, al mismo tiempo que se fijaba la fecha definitiva: 24 de febrero.

Desde que el 22 de ese mes, llegaron a mano de Masó y Moncada la fecha acordada para el estallido bélico, decidieron internarse en los campos. Cada líder, desde el barrio hasta la región, adoptó las medidas para despistar a las autoridades españolas.

CITA DE HONOR CON LA PATRIA

El 24 de febrero, a las 6:00 a.m. el brigadier Masó reunió a unos 200 hombres en su finca Colmenar de Bayate, en la comarca de Manzanillo. En el acto anunció la continuidad de la lucha independentista. En una proclama dirigida a los cubanos los llamó a consolidar la nueva epopeya y, en otra, a los españoles, los convidó a sumarse a las filas patrióticas.

A la vez, en Calicito, se alzó Amador Guerra; en Campachuela, el capitán Joaquín Reytor; en Niquero, Dominador de la Guardia, y en la finca Santo Tomás (hoy perteneciente al municipio Bartolomé Masó) se pronunció el teniente coronel Juan Masó Parra. Esa mañana, Amador Guerra, Enrique Céspedes y José Celedonio Rodríguez, al mando de 80 hombres, atacaron el fuerte de Cayo Espino, al sureste de Manzanillo, defendido por un destacamento de la guardia civil. El factor sorpresa posibilitó la dispersión del enemigo y con ello la consumación de la victoria.

La insurrección también fue secundada en Bayamo con varios alzamientos: el coronel Francisco Estrada, en Barrancas; el teniente coronel Esteban Tamayo, en Vegas de Piña, al norte de Barrancas;  el coronel José Manuel Capote Sosa en la finca La Estrella, y el coronel Joaquín Estrada, en Valenzuela.

Asimismo, en Jiguaní también se alzaron en armas el teniente-coronel Jesús Rabí, en El Faldón, próximo a Charco Redondo; el capitán José Reyes Arencibia, en Santa Cruz, a poca distancia de Babiney; el capitán José Rosalío Pacheco, en Dos Ríos; el comandante Florencio Salcedo y el capitán Saturnino Lora, en el poblado de Baire.

De igual manera, la llama redentora prendió en Santiago de Cuba, Guantánamo y Holguín, entre otros puntos de la región oriental, con líderes de la talla de Guillermo Moncada, Quintín Bandera, Martín Torres González, Joaquín Planas, Higinio Vázquez, Victoriano Garzón, Luis Bonne, Pedro Agustín Pérez (Periquito) y José Miró Argentar.

En Matanzas fracasó el alzamiento de Ibarra, protagonizado por Juan Gualberto Gómez. En Jagüey Grande, proclamó la independencia José Martín Marrero, en tanto, en Aguada de Pasajeros, lo hizo Joaquín Pedroso, pero a los pocos días ambos grupos se vieron obligados a acogerse al indulto español. El único núcleo patriótico que subsistió en Matanzas fue el de José Álvarez Ortega, conocido por Matagás.

El mismo 24 de febrero fue detenido, en su casa de La Habana, el general Julio Sanguily, designado jefe de Occidente, mientras en Las Villas sucedió igualmente con el brigadier Francisco Carrillo.

Oriente respondió al llamado a la redención nacional, manteniendo en alto su tradicional patriotismo, valor, dignidad y ferviente capacidad de lucha revolucionaria.

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