Quién lo diría, que los dos equipos que más sintieron la ausencia de figuras establecidas en sus respectivas nóminas, avanzarían a la discusión del título, en la 61 Serie nacional de béisbol.

Aun así, Alazanes de Granma y Cocodrilos de Matanzas vuelven a protagonizar una película, cuyo primer rollo ya vimos en la edición anterior, cuando los alumnos de Carlos Martí alzaron el trofeo de campeones.

Tanto granmenses como matanceros fueron implacables en sus dos primeros topes de la actual postemporada, para confirmar que no ha sido casualidad el avance a la Gran final, a pesar de las notables bajas.

Como si pareciera poco, en esta etapa decisiva exhiben idéntico balance de ocho triunfos en nueve encuentros y, en sus predios, no conocen la derrota. Con semejante aval, resulta más que complicado vaticinar un favorito.

Sin embargo, los orientales tienen a su favor que ganaron el duelo particular de la fase clasificatoria (3-2), por primera vez en los últimos 10 campeonatos, y no lo conseguían desde la versión 51, cuando se impusieron 4-2.

Además, eliminaron a los yumurinos en los tres enfrentamientos previos en play off, incluyendo el de la final anterior (4-2), para redondear un balance general de 12 triunfos y cinco descalabros, por lo que nunca han sido un obstáculo en su camino al trono.

De todos modos, eso no quiere decir que la tropa de Armando Ferrer es un conjunto fácil de vencer, por el contrario, se ha convertido en uno de los más competitivos de la última década, aunque haya quedado en deuda con su afición, al agenciarse un solo cetro.

¿Podrán los Cocodrilos revertir su suerte en la presente edición o los Alazanes confirmarse como sus verdugos? Esa interrogante comenzará a despejarse, a partir de este viernes, cuando arranquen las acciones, en el estadio Mártires de Barbados, de Bayamo.