El ex presidente brasileño Luiz Inacio Da Silva cumple, contra toda lógica, una injusta prisión política, disfrazada de delito común.
El pretexto es un presunto delito de corrupción, nunca probado, y a todas luces maniobrado por la derecha de su país y lo más rancio de las oligarquías internacionales para impedirle retomar las riendas del Gigante sudamericano.
A Lula, no le perdonan esos círculos de poder saciar el hambre amillones de brasileños y luchar por darles una vida digna… ¡qué va ese es “un pecado mortal” para los caciques de su país!
Contra el honorable representante histórico del Partido de los trabajadores (PT) se han ensayado todas las variantes de la tortura moral, de lo cual son botones de muestra la negativa para que asistiera al sepelio de su hermano Vavá y solo hacerlo brevemente, al funeral de un amado nieto.
La cabeza visible de estos y otros desmanes, en Brasil, fue el entonces juez Sergio Moro y he aquí un hecho notorio: Lula fue detenido el 7 de abril de 2018 y solo seis meses después, ya con Jair Bolsonaro en el poder, recibió premio tan deshonesto magistrado al concederle la titularidad como ministro de Justicia.
Un dicho campesino reza: “ Aquel que revuelve la porquería siempre sale salpica´o”: Moro recibe múltiples denuncias por corrupción, por hacer públicas conversaciones privadas de Lula con Russef, por ejercer torturas para arrancar delaciones, premiar chivatazos o invenciones ¿eso no es abuso de poder? ¡Pero a él todo se le permite, por ahora.
Pero por qué no hablan de ello en las redes sociales los papagayos que solo se permiten corear las noticias falsas de los políticos supremacistas, sin siquiera tener el pudor de investigar en sitios políticos serios o de cruzar fuentes.
El pueblo cubano que conoce la realidad vivida por los brasileños durante los gobiernos petistas de Lula y Dilma Roussef y los desvelos de ambos mandatarios, sabe que un diamante no puede enfangarse con el odio ni las manipulaciones tejidas, especialmente Lula sacado de la vida pública para impedirle retomar su práctica de beneficio para los desposeídos.
Por ello acepta masivamente la convocatoria del Comité cubano Lula libre y el Instituto cubano de amistad con los pueblos para recoger firmas para su liberación incondicional, como él mismo manifiesta: “libertad total eso es lo que merezco”.
Lula hizo en favor de los más humildes de Brasil, en apenas ocho años, lo que nunca lograron las élites dominantes que hoy lo mantienen como perseguido y preso político. Estas no perdonan los éxitos del primer presidente de origen obrero en la lucha contra la pobreza en su vasto país”, reza la convocatoria.
De todos modos Lula ha recibido numerosas muestras de apoyo de instituciones y organismos internacionales no siempre izquierdistas si fuera culpable ¿sería eso posible? ¡Claro que no!
La inocencia de Lula siempre ha estado a la vista menos para sus enemigos políticos quienes no quieren ver ni oír las verdades que duelen.
Por su honestidad y falta de pruebas en su contra el ex mandatario espera que el Tribunal Supremo Popular haga justicia en el inminente juicio que podría anular condenas y propiciar su libertad.