
Casi le pido prestado el título al premio nobel de literatura Gabriel García Márquez, pero ahora la situación se torna más dramática que cuando escribió la historia de Fermina Daza y Florentino Ariza.
Ahora la Covid 19, esa peste invisible, mata a cualquiera: no distingue entre ricos y pobres, poderosos o débiles…solo el más puro afecto puede salvar a la humanidad.
Y precisamente amar en tiempo de coronavirus es lo que hace Cuba cuando envía sus especialistas, con probada experiencia en enfermedades infecciosas, a ayudar a otros pueblos.
Igualmente, recibir viajeros y tripulantes de un crucero a quienes los países de la cuenca del Caribe
-y más allá- los trataron como apestados; con la colaboración entre nuestros nacionales y dirigentes del Reino Unido, los puso en sus propios hogares.
Amar en tiempos de… es preservar a toda costa la propia salud para poder ser útiles a los demás y frenar los contagios.
Asimismo, cumplir con todas las orientaciones sanitarias de nuestro Ministerio de Salud Pública y las nuevas que pueda imponer la difícil contingencia.
Amar en tiempos de… es no “subir” fotos ni videos falsos e irresponsables en el mar revuelto de las redes sociales, con disfraces de legítimos… y que solo pretenden crear caos, pánico y todo cuanto hay de malo.
Es convencer a parientes nacionales y extranjeros de que no viajen, y no transitar despreocupadamente nosotros mismos.
Amar en tiempos de coronavirus será no besar, abrazar, acariciar…especialmente a niños y adultos mayores.
Inculcar y exigir a jóvenes e infantes, conductas responsables (estar en casa, no ir a fiestas) pues nadie tiene una señal en la frente que le advierta al virus No me toques.
Ser escrupulosos en la limpieza dentro y fuera de los hogares, con el lavado de las manos, insistimos esta es una peste silenciosa, que no avisa y cualquiera puede estar contaminado.
¿Bromas? Ni pensarlo. Es muy dura la situación para reírse de ella. En un concurrido mercado de Bayamo, el domingo último una joven se apareció tosiendo “desesperadamente”; los concurrentes le abrieron valla; adquirió sus productos y después salió riéndose en sus caras, como si su actuación fuera meritoria. Eso merece nuestra repulsa.
Los denominados memes de internet resultan ahora de muy mal gusto si aluden a la pandemia, esto tiene un alto costo en vidas humanas, no lo olvidemos.
El llamado es también no aglomerarnos, pero los funcionarios, en cada caso, tienen en sus manos, formas de organización, aun con la escasez de recursos agravada por el bloqueo. Urge usarlas.
El coronavirus viene a ser peor que el sida, pues la toma de una conducta sexual responsable, el no drogarse, el uso indiscriminado de jeringuillas y otros medios sin esterilizar puede evitar el VIH; con esta pandemia la cosa cambia: el coronavirus puede estar al doblar de cualquier esquina, detrás de un estornudo…
Como dijera Gabo, el hijo ilustre de Aracataca: “El amor se hace más grande y noble en la calamidad”, o mejor aún: “Ya me sobrará tiempo para descansar cuando me muera, pero esta eventualidad no está todavía en mis proyectos”.