
El principio de ‘una sola China’ establece que todo el gigante asiático, incluyendo la isla de Taiwán, es un mismo país con un gobierno legítimo que tiene su capital en Beijing.
El respeto a esta política gubernamental constituye un requisito básico para mantener relaciones diplomáticas con la República Popular China.
En reiteradas ocasiones, Beijing ha criticado a Estados Unidos por sus interacciones con Taiwán y la venta de armamento al gobierno separatista de la isla.
Esto ocurre pese a que el principio de Una sola China fue refrendado en los comunicados conjuntos que China y Estados Unidos firmaron en 1972, 1978 y 1982.
La comunidad internacional aprobó con 170 votos una resolución en 1971 que considera a la República Popular China el único representante legítimo ante la Organización de Naciones Unidas y reconoce al territorio sureño como parte inalienable de esta nación.
Para avanzar hacia la completa reunificación del territorio nacional, Beijing defiende también la política de Un país, dos sistemas, aplicado en las regiones administrativas de Hong Kong y Macao.