El informe que presentará Cuba ante Naciones Unidas el 23 de junio para exigir el fin del cerco estadounidense plantea que esa política limita el proceso de enseñanza y aprendizaje en todos los niveles educativos.
Entre los principales obstáculos señala las dificultades para acceder a financiamiento externo y las afectaciones asociadas a la falta de combustible, debido a las medidas aplicadas por el gobierno de esa potencia norteña.
Detalla el documento que la escasez de carburantes obligó a reajustar los planes y programas de estudio, así como los horarios docentes en 52 instituciones educacionales, y 100 centros internos debieron prolongar hasta 45 días la salida de los educandos hacia sus hogares.
En la enseñanza superior, los daños registrados se relacionan fundamentalmente con dificultades para acceder a la tecnología y equipamiento destinado a la docencia e investigación científica.
Esta también se vio afectada por los ingresos dejados de percibir por servicios brindados, en perjuicio de la actividad académica y científica de las universidades y centros de investigación del país.
Recuerda el informe, asimismo, que el Estado cubano destinó el 23,7 por ciento del gasto social presupuestado del año 2020 para mantener la educación gratuita e inclusiva.
Los daños acumulados en seis décadas de bloqueo estadounidense contra Cuba superan los 144 mil millones de dólares, y entre abril de 2019 y marzo de 2020 la política unilateral y punitiva causó pérdidas superiores a los cinco mil millones de esa moneda, cifra récord para un año.