Foto cortesía del artista
El actor Luis Rodríguez Peña nació en Santiago de Cuba, a los siete años de edad se naturalizó en Manzanillo. Ni grandes marejadas, ni fuertes vientos le arrebatan su arraigo de actor costumbrista.
PRIMERA OLEADA
“A los 15 años de edad comencé a navegar en el teatro, estudiaba en la antigua secundaria básica Gran Revolución Socialista de Octubre y luego transité por el grupo Ategua, en la Casa de cultura de la ciudad.
“En 1985, nos profesionalizamos y quedé como actor, estudié diseño, escenografía, sonido y luces, en La Habana, para apoyar la parte técnica del trabajo, dirigido por Onay Matos Hernández, y después a cargo de José Elías Gomero.
“Actuamos para públicos diferentes, en alrededor de una treintena de puestas en escena: Siete días en la vida de un hombre, Asesinato de Equis, la tragicomedia Los paupérrimos, y otras que marcaron temporadas de hasta 60 representaciones”.
ORALIDAD
“Llegué a esta modalidad escénica a finales del 2014, con un grupo de jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz interesados en hacer teatro, comenzamos los ejercicios de preparación y montaje de una obra.
“Como el tiempo pasaba y el resultado se tornaba lento, reuní al colectivo y propuse cambiar para la narración oral. Inicialmente dudaron, por el desconocimiento del tema, pero al final nos adentramos en esta.
“En busca de asesoramiento teórico, me comuniqué con Francisco Garzón Céspedes, cubano radicado en España, creador de esta tendencia, quien, junto a Teresita Fernández, patrocinaba la Peña de los juglares en el Parque Lenin de la capital cubana.
“La comunicación navegó por aguas transparentes, tomamos el Teatro Manzanillo como sede, empezamos el montaje de obras para un público variado y, en breve, estrenamos la primera escenificación titulada Siete cuentos para niños. Nacía el grupo Naore (Narración oral escénica)”.
AL PAIRO
“Por razones diversas nos desintegramos, quedé con dos actores, pero, de inmediato, renovamos el colectivo y lo nombramos La barca de Noé, proyecto sociocultural para el trabajo diferenciado en comunidades rurales.
“Geográficamente hablando, hemos actuado en casi la mitad de Cuba, con participación en festivales a todos los niveles, incluido el internacional Cuentos para una añeja ciudad, La Habana 2018, especial para niños.
“Somos invitados habituales en el festival Chanchullo, de Contramaestre, en la oralidad de la Fiesta del Caribe, Santiago de Cuba, y en similares eventos realizados en Puerto Padre, Cienfuegos y Bayamo”.
BUENA MAREA
“Con la oralidad, descubrí la fortaleza del público interlocutor que reacciona y trabaja la historia junto a nosotros y, aunque llegó tarde, la asumo como herramienta para navegar por las apacibles aguas del Guacanayabo.