Abracémonos a la responsabilidad individual y así también defendemos la Patria

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Por María Valerino San Pedro | 13 julio, 2021 |
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FOTO Luis Carlos Palacios Leyva

Desde hace más de un año la responsabilidad individual en Cuba es convocada. De diferentes formas se insta a la población a abrazarla, a permanecer pegadita a ella, como una de las más elementales vías para vencer la batalla a la Covid-19.

Para muchos quizás puedan parecer trillados y hasta exagerados los constantes llamados a esa responsabilidad y al cumplimiento de las medidas establecidas, por parte de las máximas autoridades del Partido, gubernamentales y de Salud, que en un mancomunado esfuerzo se baten para poner fin a esa pandemia que tantas vidas humanas ha segado y ha propiciado la pérdida de cuantiosos recursos, para resquebrajar nuestra economía, ya dañada por el cruel bloqueo al cual está sometido el país.

Duele comprobar que una parte de la población no acaba de interiorizar la relevancia de acatar cada disposición, sencillas, pero efectivas.

Así las cosas, aunque son prácticamente incontables los recursos materiales y humanos que el Estado cubano ha dedicado al enfrentamiento al SARS-CoV-2, porque en nuestro sistema social nada hay más importante que la vida humana, quienes no comparten los ideales políticos en Cuba, y quienes desde el exterior pretenden mover los hilos directrices de una nación soberana y digna, critican, atacan y demeritan todo lo hecho al respecto.

En Granma, por ejemplo, de enero a la fecha, el estado ha distribuido 116 millones de pesos para el desafío de dar estocada mortal al nuevo coronavirus, presupuesto dedicado a medicamentos, materiales y materias primas, salarios, hospedaje, alimentación, energía eléctrica, atención médica, servicios contratados y transportación.

La experiencia de los cubanos pone al relieve que nada es capaz de hacer avanzar más que la unión, y así debiéramos estar todos, muy unidos en la observancia de todo lo dispuesto por quienes saben qué hacer ante epidemias, porque aunque contamos con agentes del orden multiplicados en otras fuerzas de la comunidad en apoyo a la oposición a las indisciplinas y a las violaciones de los protocolos sanitarios, aún son muchas las aristas pendientes en tal sentido.

Todo lo expuesto me hace enorgullecerme cada día de ser cubana y vivir aquí, donde, no obstante haberse vilipendiado el proceder por “seres de mala entraña”, se mantiene una atención diferenciada a un asunto como la Covid-19, que tiene en vilo al mundo entero, mientras a nosotros se nos hace labor profiláctica, pesquisa diaria en busca de síntomas sugestivos para ganarle tiempo al tiempo, se nos aísla con tratamiento si somos sospechosos, se nos ingresa en instituciones hospitalarias si el PCR en positivo y recibimos gratuitamente inmunizaciones salidas de la sapiencia y el patriotismo de nuestros científicos.

Tenemos entonces ante nosotros la posibilidad de que la situación epidemiológica mejore, porque revertirla es posible, hagamos nuestra parte, porque entre gente tan solidaria no pueden haber oídos sordos.

 

 

 

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