
En su alegato conocido como La historia me absolverá, Fidel menciona el problema de la educación en Cuba entre los porqués fueron asaltados los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de julio de 1953.
Entonces, el 23,6 por ciento (%) de la población cubana mayor de 10 años era analfabeto, en las escuelas existentes se encontraba matriculado solo el 55,6% de los niños comprendidos en las edades de seis a 14 años y la población mayor de 15 años tenía un nivel educativo promedio inferior a 3 grados.
En los ocho mil 375 kilómetros cuadrados de la actual provincia de Granma, al triunfar la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959, había solo 229 centros educacionales, consistentes en: 218 escuelas primarias, tres de Segunda Enseñanza, dos de Enseñanza Técnica, dos Escuelas del Hogar, dos de Comercio y dos Normales.

Al iniciar el curso escolar 2019-2020, en Granma abrieron sus puertas mil 67 instituciones del Ministerio de Educación, con una matrícula superior a los 131 mil alumnos de todos los niveles educativos, atendidos por más de 16 mil docentes.
A esas instituciones se suman la Universidad de Granma, próxima a cumplir 45 años de creada, con seis facultades y una treintena de carreras, y la universidad de ciencias médicas Celia Sánchez Manduley, con facultades en Bayamo y Manzanillo, que gradúan cada año miles de profesionales.
Cualquiera con sentido común, entiende que las mencionadas son conquistas que hay que defender.