Ibrahín Fuentes: “Ese récord estaba para mí”

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Por Osviel Castro Medel | 22 enero, 2022 |
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Ibrahín Fuentes, quien bateará la primera bola en la inauguración de la 61 Serie Nacional, todavía juega béisbol los fines de semana. FOTO/Osviel Castro

“Cuando llegues a cualquier esquina de Jiguaní pregunta dónde vive Ibrahín Fuentes Diéguez y enseguida te van a indicar”.  Así  me dijo mitad serio, mitad broma, el recordista en hits consecutivos de la pelota cubana. Tenía razón; en ese poblado casi todos saben de él, y no solo por los 14 indiscutibles consecutivos que disparó entre el 17 y el 22 de enero de 1989.

También lo conocen por su carisma, su manera de hablar campechana-directa y por haber sido integrante de aquel fabuloso equipo que en la década del 80 y principios del 90 del siglo pasado llenó de gloria a su municipio con nueve títulos en la pelota provincial.

En ese tiempo los estadios se abarrotaban y el público vivía un delirio indescriptible, especialmente en el play off final, cuando la selección en la que Ibrahín jugaba se batía contra Yara o Campechuela.

“Fue una época dorada que extraño mucho, al igual que todo el pueblo de Jiguaní. Es triste ver cómo hemos retrocedido en la pelota”, expresa Chenene (como también le dicen familiares y amigos) en la arrancada del diálogo con La Demajagua.

En su casa, todavía en terminación, conversamos de sus etapas como atleta o entrenador,  sus insatisfacciones o sueños y, por supuesto, de su récord, que este sábado llega a 33 años. En cada momento este hombre nacido el 12 de octubre de 1963, padre de tres hijos (Yoandry, Samy y Enmi), dejó claro que  jamás olvida sus “raíces de guajiro” y está dispuesto a cualquier sacrificio por mejorar  la salud del béisbol.

– ¿Es cierto que en lugar de pelotero hubieras sido músico?

– Hubiera querido ser las dos cosas a la vez. De niño, era integrante de una banda de música, muy buena, que llegó a ganar premios en el oriente del país. Pero después empecé a jugar pelota y dividía mi tiempo en esas dos pasiones. Me fui para el Fajardo (la escuela para profesores de Educación Física) a Santiago de Cuba y estando allí llegó la citación para las pruebas de música, no pude venir y seguí mi camino en el deporte.

-¿Pero hubo personas que te “empujaron” al béisbol?

-La pelota siempre me encantó, es mi vida. No vi jugar a mi padre, que era tremendo fildeador y pelotero, según me cuentan porque a él no le gusta hablar mucho de eso. En realidad él me sirvió de inspiración, junto a varios tíos maternos, que también practicaron el deporte.

– Algunos dicen que, como no eras un bateador de grandes promedios, no merecías ser el recordista en hits consecutivos.

– Bueno… (sonríe) Yo jugué cuando estaban los mejores de Cuba, los caballones, en la mejor época. Había hasta cinco jugadores excelentes en cada posición, pero ninguno de ellos logró el récord. Así que sigo pensando que si nadie lo hizo antes ni hasta hoy, sí me lo merezco.

– También han dicho que lo lograste ante lanzadores que no eran de cabecera y con bate de aluminio.

– Vuelvo a lo anterior (mueve la cabeza y sonríe otra vez). Ese récord estaba para mí porque ahora mismo yo le digo a cualquiera que quite a dos fildeadores del campo y le tiren al flojo y aun así le será muy difícil dar 14 hits consecutivos y embasarse 16 veces seguidas. ¿Osvaldo Duvergel,  Oscar Gil, Labernia (Gustavo), Wilson López… no eran buenos pitchers? Además, el resto de los bateadores se enfrentó a esos mismos lanzadores y, como ya dije, ninguno pudo lograr esa racha. Eso me lo mandó el destino y llegó.

– Háblame de la tensión que siempre acompaña estas hazañas

– Cuando yo llevaba de 9-9, el entrenador Ángel Ortega Lienz, que manejaba los números, le dice a Carlos Barrabí, quien bateaba delante de mí: ‘No le vayas a decir nada a Ibrahín que si da otro hit más iguala el récord’. Sin embargo, yo lo oí y me pare sereno a batear, así salió un jonrón contra Guantánamo y empaté la marca.

“La tensión llegó en la subserie siguiente, contra Holguín, que era la última del campeonato. La noche del 21 de enero el estadio Mártires de Barbados se llenó de público y cuando me tocó pasar por delante del público y mencionaron mi nombre aquellas gradas parecían caerse. Antes del juego, mi director (Carlos Martí) me preguntó si me ponía en la alineación porque iba a lanzar Oscar Gil, que era un zurdo, y teóricamente podía dominarme más fácil. Le dije que sí, que me pusiera.

“No me desesperé en la primera vez al bate, me dieron base por bolas. En el otro turno vino aquel batazo, un triple, que hizo estallar el estadio”.

– ¿Te sientes reconocido?

–  Creo que muchos se han olvidado de lo que hice. No soy hombre de andar pidiendo demasiado. Algunas personas me preguntan si el récord me lo pagan como se hace en otros países y yo me sonrío. Tal vez esa sería una opción para estimular a las glorias deportivas, o a lo mejor que le vendan artículos a plazo, no sé, digo yo. Conozco las situaciones que vive el país, pero siempre se puede hacer algo por el hombre, para que no esté en el olvido.

-¿Qué ha pasado por la mente y el corazón de Ibrahín cuando alguien concreta una racha cercana al récord?

-Una vez Alexei Bell pegó 11 hits seguidos y un amigo mío fue corriendo a la casa para decirme que me iba a romper el récord. Le dije: ‘Ven después de su próximo turno, va a fallar’. Así fue. También Linares, Pacheco, César Prieto lograron buenas rachas, pero ninguno hizo temblar mi marca. Tampoco es algo que me quite el sueño.

– Ostentas otro registro difícil de conseguir, aunque este es en series provinciales: 24 jonrones en 48 juegos.

– Eso fue en 1993. Estaba en una forma física increíble. Había buenos lanzadores en Granma y se me dio, no lo busqué tampoco. Veremos qué pasa con el tiempo.

– Te estás dedicando ahora a entrenar niños, fuiste también director del equipo de Jiguaní y coach de tercera de los Alazanes. ¿Alguna de estas facetas se disfruta más que la de atleta?

– Trabajar con niños es muy lindo, la dirección de equipos también, aunque muy ingrata, sobre todo cuando no hay apoyo de las instituciones. Pero nada se compara con entrar al terreno a jugar con mucho público en las gradas.

– Me comentan que juegas pelota todavía

-Tenemos un proyecto muy lindo, llamado Domingos comunitarios, apoyado por el Partido y el Gobierno de Jiguaní. Vamos a los barrios rurales y allí nos reciben con inmenso cariño. En mi equipo también están Silvino Gómez, Félix Benavides y Alberto Oduardo, quien todavía se pone de cátcher y lo hace dos inning, tiene más de 65 años; eso es admirable, un ejemplo. A mí me ponen casi siempre en primera y me va bien al bate, lo que no corro fuerte, porque ya no puedo.

– ¿Crees  que el récord pueda durar 30 años más?

– No digo que sea imposible de romper y el que lo logre felicidades, pero me parece que va a durar unos añitos. Solo el tiempo dirá.

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