Presidir Honduras es como trepar al Pico Celaque

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Por Luis Morales Blanco | 4 febrero, 2022 |
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Por fin se produjo la asunción de Xiomara Castro a la presidencia de Honduras, tras amplia e indiscutible victoria electoral, con apoyo mayoritario de sectores populares, e incluso parte del empresarial.

 

Pero es un triunfo ensombrecido, pues no trae la esperada calma a la realidad catracha (hondureña). A la mandataria le costó ocupar su cargo: el país ahora cuenta con dos presidentes del Congreso, allí cada uno tilda de ilegítimo al otro.

Tradicionalmente estos golpes a la democracia se producen por políticos de otras facciones, lo insólito: ocurre dentro del propio partido de gobierno, y complejiza el panorama político hondureño.

Esto pudiera llamarse el maleficio de Juan Guaidó; estimado lector, si te preguntas ¿qué pinta aquí el usurpador guaireño? Sencillo: cuando se autoproclamó presidente de Venezuela (2019) incitaba a otros de su calaña en el subcontinente.

Ejemplificamos con Yanine Añez en Bolivia y ahora con la fractura del partido gubernamental hondureño. Se hace imprescindible un breve resumen de lo ocurrido: una parte del propio partido de Xiomara decidió la pasada semana separarse de la posición oficial y nombraron a un presidente del Congreso que no era el previamente acordado con la presidenta.

Abundamos en la carrera hacia los comicios, el Partido Libertad y Refundación (Libre), de Castro, y el Partido Salvador de Honduras (PSH), de Salvador Nasralla, hicieron un pacto en el que este último no se presentaría como candidato si Libre le garantizaba a él la vicepresidencia y la posibilidad de elegir la directiva de la junta del Congreso.

Para ese puesto, habían acordado previamente la designación del diputado Luis Redondo, del PSH. Sin embargo, como resultado de una división interna dentro de Libre, 20 diputados rompieron el pacto y eligieron a Jorge Cálix, de Libre, como líder del Congreso.

La sede del legislativo fue escenario entonces de golpes, gritos y trompones que condujeron a dos sesiones de juramentación y a dos congresos paralelos a pocos días de la toma de posesión. Aquella primera sesión congresacional acabó como una fiesta del Guatao en versión centroamericana, situación inusitada en el país.

La mandataria tweetió ¡traición! a los 20 diputados y el partido libre anunció la inmediata expulsión de sus filas; ellos impugnaron la acusación y aseguraron mantener el apoyo a la dignataria; no obstante dos de ellos se retractaron y anunciaron su apoyo a Luis Redondo, el congresista del PSH surgido del acuerdo electoral con “Libre” …el día de la ratificación de la nueva junta del congreso, seguidores de Xiomara ingresaron al recinto como apoyo de su decisión de cumplir el pacto entre Libre y PSH…allí entre sus partidarios se realizó una votación a mano alzada y resultó electo Luis Redondo el candidato apoyado por Castro.

Al mismo tiempo Jorge Cálix el diputado elegido por Libre juramentaba su cargo en “una sesión” fuera del congreso por tanto la fecha 23 de enero es infecta, perdón quise decir infausta, al ser la misma fecha en que Juan Guaidó se autoproclamó presidente de Venezuela ¿Homenaje al usurpador?

En la ceremonia del jueves, fue Redondo en lugar de Cálix quien tomó el juramento de la mandataria, pero la crisis en el Congreso aún no está resuelta.

Independientemente de la posible solución, muchos expertos coinciden en que la crisis anuncia de modo preocupante la ardua tarea que le espera a Xiomara Castro al frente de una de las naciones más pobres del continente. Sería como trepar a pie el Pico Celaque, la montaña más alta del país centroamericano. Ojalá que aunque difícil sea una escalada provechosa.