
A un mar de nervios, un público expectante y numerosos papeles a interpretar en escena, se enfrentó la novel actriz Natalí Leyva Cedeño durante el estreno de Cuento de caminos, espectáculo del Guiñol Pequeño príncipe para homenajear los 45 años de fundado el Colectivo teatral Granma.
La joven egresada de la Escuela provincial de Arte Manuel Muñoz Cedeño, como parte de la puesta, asumió diferentes personajes como parte de los cuatro cuentos que centraron la propuesta: El monte de Felo, de Damián Jorge Hernández; El doctor sabelotodo; Un perro especial, del escritor bayamés Luis Carlos Suárez, y, La idea que da vueltas, de Gabriel García Márquez, estos tres últimos con adaptación de Yamisleidis Reyes Beltrán, a su vez, directora artística del guiñol Pequeño príncipe.
Soltura, naturalidad, habilidad para salir airosa de alguna que otra palabra quizás olvidada en esa marejada de nervios, y credibilidad, se aprecia en la debutante que tras concluir la puesta ofreció sus impresiones:
“Han transcurrido un mes y algunos días desde mi graduación el 15 de diciembre, y ha sido una experiencia “magnífica” por el carácter familiar del Guiñol, su espíritu de trabajo y el saber lidiar con las complejidades del día a día.
“Esta puesta en escena va dirigida a problemáticas muy importantes que están en la piel de la sociedad. Creo que es discurso actual. A la propuesta le falta algo de taller. Estamos en ello. El tiempo ha sido breve, pero estamos trabajando para ofrecer un mejor espectáculo.
“Los estrenos por lo general son muy complicados. Estaba muy estresada, es mi primer debut como actriz. Ha sido difícil. Llevo varias noches sin dormir bien, pero el resultado se ve, y creo que ha sido satisfactorio. Me he sentido genial luego de pasar por esta experiencia”, precisó Leyva Cedeño.
Sobre cómo armonizó en la función la teoría recibida en la academia con la práctica, expuso: “ Por lo general se dice que la academia es solamente la base, pero yo no lo veo así. La academia es el cimiento y lo más importante. Para mí ha sido esencial mi etapa como estudiante, creo que todo lo que vieron hoy es resultado de todos esos años, que fueron trabajosos y a su vez agradables”.
Al referirse a ese primer enfrentamiento con el público infantil, añadió: “El público infantil es el más difícil, pero a la vez, el mejor crítico. Los niños no tienen compromisos, siempre dicen lo que piensan y son muy espontáneos. Ver la aceptación del espectáculo de los niños ha sido lo mejor y si a ellos les gusta, pues nosotros estamos muy satisfechos”, afirmó Leyva Cedeño”.
El movimiento teatral granmense se retroalimenta de savia joven. En quienes inician, en mayor medida, siempre estarán los nervios, las inconformidades y las noches de mal dormir, cual medidores para sopesar cuánto del alma ponemos, en nuestra obra.