En Encrucijada aún vibran las cañas

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Por Agencia Cubana de Noticias (ACN) | 21 enero, 2016 |
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Encrucijada, Villa Clara.- En el bohío de la finca La Palma, en Encrucijada, todavía se sienten las pisadas de Jesús Menéndez y sus dotes de niño jardinero que ayudaba a la tía con el hermoso jardín de rosas rojas.

En Encrucijada los héroes se recuerdan de una manera especial; es la tierra de Haydée y de Abel Santamaría, y también, orgullosamente de Jesús Menéndez, el General de las Cañas.

Dicen que a los 13 años el joven Jesús se mudó de La Palma a las colonias de Nazábal y que allí entre los tallos cristalizados de las gramíneas, lo descubrieron Celestino Hernández, Nicolás Monzón y Ruperto González Vega, mientras arengaba en las plantaciones del central.

Era el mismo que años atrás vendía viandas por Encrucijada con una cesta y que dedicaba épicos poemas a Antonio Maceo, el Titán de Bronce.

Abel Santamaría, de pequeño, lo conoció en el antiguo ingenio Constancia, Jesús trabajaba como purgador de azúcar y alentaba a los obreros en el barracón del central.

Su hermano Carlos Menéndez había sido dirigente sindical, incluso antes de que Jesús comenzará a irradiar la luz que lo acompañó siempre; y es que venían de una familia de estirpe mambisa, cubana hasta el tuétano.

Las tierras villaclareñas lo vieron participar en las huelgas de hambre, junto a María Tomasa González Vega, líder del soviet de Nazábal por aquella época.

Jesús logró el aumento de los míseros salarios, la reducción del peso de los sacos de azúcar, la higienización de los bateyes y la cláusula de garantía que posibilitó el pago del diferencial azucarero.

A 68 años de su vil asesinato, en la geografía granmense, Villa Clara entera lo recuerda como un hombre digno y un patriota de veras.

En Santa Clara, en el Parque de los Mártires, los niños de la escuela Viet Nam Heroico ponen flores cada enero y cada diciembre,  en la ceiba, representación de la que él sembrara allí en 1939.
Y en Encrucijada, todavía vibran las cañas.

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