La Habana-. El expitcher derecho cubano Tomás Aquino Abreu festejará el próximo lunes el 50 aniversario del lanzamiento de su segundo juego consecutivo de cero hit-cero carrera, el segundo en la historia mundial de ese deporte.
El 25 de junio de 1966 Abreu repitió en el estadio Latinoamericano de esta capital la hazaña lograda el 15 de junio de 1938 por el zurdo norteamericano Johnny Vander Meer con los Rojos de Cincinatti, en la Major League Baseball. Abreu -nueve días antes- había conseguido en la ciudad central de Santa Clara el primer cero hit-cero carrera de la primera Serie Nacional de Béisbol tras la eliminación del profesionalismo en la isla en 1961.
Dos años antes de que el norteamericano alcanzara esa proeza, nació en una zona campesina de la isla entonces provincia de Las Villas el serpentinero que el próximo 7 de marzo cumplirá 80 años de una vida en la cual materializó su sueño de “ser pelotero, salir por la televisión, usar trajes bonitos, ser popular y aplaudido”.
Como todos los niños pobres en el campo, Abreu empezó a practicar el béisbol los sábados y domingos descalzo y con guantes rudimentarios, pero su trabajo desde el montículo llamó la atención e integró un equipo juvenil primero y la Liga Azucarera después.
Como era mestizo, no pudo participar en los torneos de la Unión Atlética Amateur de Cuba, pero tras el triunfo revolucionario en 1959 se incorporó a varios conjuntos y ya en 1961 integró la preselección de Azucareros, equipo con el cual debutó al año siguiente en la primera Serie Nacional de Béisbol.
En sus cuatro primeras temporadas el tirador que básicamente dependía de recta, curva y un buen control, logró 10 éxitos y 16 fracasos aunque el 28 de diciembre de 1965 llamó la atención por lanzar durante 19.1 innings en un partido de 20, que perdió 0-1, ganado por el también diestro Lázaro Santana, quien tiró una sola entrada.
Si aquello fue una labor extraordinaria, lo que ocurrió el 16 de enero de 1966 alcanzó ribetes de epopeya porque Tomás Aquino, con el uniforme de Orientales, pintó de blanco a Occidentales sin tolerar hits.
Si se asombraron quienes presenciaron el primer juego de cero hit-cero carrera del naciente torneo amateur que reemplazó al profesionalismo en la isla, lo acontecido el 25 de enero fue calificado de gran hazaña por la prensa.
Nueve días después Abreu maniató de igual forma en la Habana a la poderosa selección de Industriales para emular con Vander Meer.
LA SUERTE AYUDA
En entrevista publicada 20 años después por el diario cubano Juventud Rebelde, dijo que un no hit no run se consigue con “muchísima suerte: es algo tan extraordinariamente difícil que solo con mucha suerte se puede dar”.
Esa portentosa actuación no depende únicamente de la forma en que esté el pitcher: también es determinante la forma física y sicológica del equipo contrario, cómo juegue la defensiva de uno y hasta de alguna decisión de los árbitros”.
Relató que en el primero de esos memorables desafíos se enteró en el octavo episodio que nadie había pisado la primera por hit y tiró fácil los dos últimos capítulos aunque le dolía el brazo, lo que ocurría desde 1963.
Abreu, quien vive en el poblado montañoso de Manicaragua, añadió que en el quinto episodio del segundo acto el dolor “le agarraba todo el brazo derecho y casi no podía tirar la recta” y al mirar la pizarra observó que los Industriales tampoco le habían bateado ningún hit.
Después de dominar a Pedro Chávez, Urbano González y Jorge Trigoura -un trío respetable- señaló que “entonces comenzó la suerte porque en el séptimo me dieron un machucón que le saltó del guante y (el segunda base) Mariano Alvarez sacó fácil en primera a un jugador tan rápido como Germán Águila”.
Otro golpe afortunado, expresó, surgió en el octavo inning cuando el torpedero Benítez forzó en segunda con un batazo que iba a ser hit de todas maneras. “Así se dan esos juegos”.
Nunca me preocupé por dar un no hit no run, y menos todavía por dar dos, así que tres era para mí tan increíble como llegar a la Luna en una guagua (ómnibus), dijo Abreu al entonces periodista Leonardo Padura y al cronista deportivo Raúl Arce, quienes insertaron la hazaña en el libro El alma en el terreno, que acaba de ser reeditado en Cuba.
El 10 de febrero en la ciudad de Camagüey dominó en la primera entrada al conjunto Granjeros, y tras sacar un out en la segunda Rolando “Gallego” Valdés le conectó infield hit por tercera y en la cuarta le hicieron 2 anotaciones y su record quedó en 21 entradas sin carreras permitidas.
HISTORIAL DE ABREU
Abreu lanzó en 14 series nacionales con records de 56 victorias y 62 derrotas y formidable promedio de 2.18 con seis éxitos y cuatro fracasos en torneos especiales, con porcentaje de 2.24.
En la temporada de 1968/69 ganó 10 juegos y perdió uno solo, con 1.09 de promedio de carreras limpias, lo que le permitió ser líder de los pitchers.
Tomás Aquino contribuyó a la victoria de Cuba en los Juegos Panamericanos de Sao Paulo, en 1963, al obtener dos triunfos sin derrotas y encabezar a los lanzadores con promedio de 0.50 carreras limpias.
También aportó al éxito cubano en los Juegos Centroamericanos en Puerto Rico, en 1966, al vencer en un encuentro y salir sin decisión en otro. En tres torneos internacionales el campesino que siempre sonó con ser pelotero lanzó en 43 episodios con porcentaje de 1.45.
Abreu jugó en una época en la que “cuando se perdía un juego la gente no merendaba, no comía y había muchos que hasta lloraban… pero a partir del año 72, las cosas empezaron a cambiar y ahora cuando se pierde un juego significativo todo el mundo se queda como si nada”, se lamentó.
En los torneos efectuados en Cuba desde 1962 se han lanzado 53 juegos sin hits ni carreras, tres de Juan Pérez Pérez (1973-1974-1975), y dos per cápita de Abreu, Rogelio García y Maels Rodríguez, quien tiró en 1999 el único juego perfecto del béisbol amateur cubano.
El trío formado por Juan Ramón Gómez, Pablo Castro y José Brizuela dieron lechada a tres manos en 1979, mientras los dúos integrados por Walfrido Ruíz y Elpidio Páez y Raimar Navarro-Pablo Millán lo consiguieron en 1971 y 2012, respectivamente.