Julio Antonio Mella en la plenitud del combate

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Por Agencia Cubana de Noticias (ACN) | 25 marzo, 2022 |
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FOTO/ Autor desconocido
A 119 años del nacimiento de Julio Antonio Mella, el 25 de marzo de 1903, la impronta del formidable luchador antimperialista y comunista sigue siendo faro en el pueblo, aun cuando su existencia fuera segada muy temprano, casi a punto de cumplir los 26 años, bajo las órdenes del tirano Gerardo Machado.

  Los cortos años con los que cayó abatido en las calles de Ciudad de México, el 10 de enero de 1929, fueron tan intensos, llenos de actividad revolucionaria y desarrollo de un pensamiento político, que a veces cuesta trabajo creer tanto desempeño, explicable solo por las sólidas convicciones revolucionarias que poseía, sus principios verticales, valentía y fuerza de voluntad.
  Siendo un bisoño estudiante de Derecho, Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana, a partir de 1921 Mella funda la revista Alma Mater, en la cual fue uno de sus principales redactores, además de administrador.
  Como era polifacético, hallaba momentos para la práctica regular de deportes, lo que acentuaba su figura atlética y vigor físico.
  En 1922 protagoniza un hecho histórico al fundar la Federación Estudiantil Universitaria, la emblemática FEU, devenida desde entonces en mecanismo invaluable para el combate contra la corrupción en los claustros, por la reforma en esa enseñanza, la expansión de los vínculos de la institución con la sociedad y otras organizaciones en auge, y la movilización estudiantil.
  Al siguiente año dirige el primer Congreso Nacional de Estudiantes. En la ocasión estuvo entre los principales autores de sus bases, expuestas en un manifiesto que proclamaba la creación de la Universidad Popular José Martí, la cual abrió las aulas de la educación superior de manera gratuita a los sectores más desprotegidos de la sociedad: obreros y personas muy humildes. Los maestros eran estudiantes de la propia institución.
  Otra acción trascendente cumple en 1925, acompañado por el luchador independentista Carlos Baliño: la fundación del primer Partido Comunista de Cuba.
  Como demostró en su vida en Cuba y más tarde en el exilio, Mella era un marxista convencido de que no podría cumplirse un proyecto de justicia social si antes no se producía la emancipación nacional, la independencia a los dictados externos. Eran convicciones profundas, propias de su madurez política.
  Aquel fue un tiempo en el que sufrió cárcel y cumplió una huelga de hambre que conmocionó a la nación, contra los desmanes del tirano.  La brutal presión contra él hace que en 1926 fuera expulsado de la Universidad. Puesto que su vida estaba seriamente amenazada, se ve obligado a partir al exilio, en México.
  Como era de esperar, Ciudad de México ofreció nuevos frentes de combate para ese revolucionario imparable.
  Mella arriba a la hermana nación en 1926 y enseguida se vincula al partido comunista mexicano, del cual llegó a ser miembro de su buró político. También establece relaciones con representantes de una organización patriótica venezolana, la cual tenía el objetivo central de liberar a su país de una dictadura.
  México lo vinculó a la Internacional Comunista continental y por ello realiza viajes a Rusia y Bruselas, en aras de conocer mejor la izquierda de otras latitudes, controversial y polémica ya desde aquellos tiempos.
  Como en su Patria había fundado la sección cubana de la Liga Antimperialista de las Américas en 1924, se integró en la de México. También fue un expansivo difusor del ideario marxista desde el ejercicio del periodismo en medios de esa nación.
  El exilio no solo resultó enriquecedor para el joven, sino también difícil y retador, pues se vio sometido a acusaciones y críticas de elementos infiltrados en las filas comunistas con el fin de minarlas. Se mostró firme, honesto y vertical y en medio de esas escaramuzas no dejó de pensar en la liberación de Cuba y el  derrocamiento del machadato como ejes de su vida.
  Allí creó en 1928 la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cubanos (ANERC). Era instrumento principal para cumplir su objetivo soñado: liberar a Cuba del estatus neocolonial, erradicar la vergonzosa Enmienda Platt impuesta por Estados Unidos y concretar realmente la obra de las revoluciones, como dijera Villena.
  En cuanto le fue dable organizó desde México una expedición armada que debía partir hacia la Isla, a fin de encender la batalla liberadora. Para ello logró obtener un alijo de armas, pero la denuncia de soplones hizo que el plan se frustrara y se enterara el dictador Machado.
  Esto, se supone, acabó por dictar la urgente sentencia de muerte de Mella, pues el presidente cubano de turno envió a su asesino desde fines de ese año, esperando la ocasión para abatir al combatiente.
  Así se perdió la vida de un ser extraordinario. Pero está vivo hoy e incluso se valora que Julio Antonio fue inspirador de la oleada revolucionaria derrocadora del gobierno tirano en 1933. Un brillante exponente de la herencia martiana, además. Uno de los cubanos imprescindibles. (Por Martha Gómez Ferrals, ACN)

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