Tal vez la convincente demostración de hace tres semanas, en el estadio Victoria de Girón, de Matanzas, era lo que necesitaba el equipo de Bayamo para confirmar que en esta región del archipiélago los peloteros más chicos también llevan alma de campeones.

Al parecer, ya heredaron la estirpe de los Alazanes -con tres coronas en el último lustro de las series nacionales de béisbol-, mientras afianzaban su candidatura al título de las Pequeñas Ligas (11-12 años).

Por supuesto, llegar como monarca vigente a la segunda edición de esos campeonatos nacionales  también constituyó, desde los compases iniciales, su mejor aval. Y hasta el momento, los alumnos de Miguel Veranes no han defraudado.

Transitaron con paso arrollador los tres primeros topes hasta avanzar de manera invicta a la discusión de la corona (de tres a ganar dos), pactada para este sábado y domingo, en el beisbolito Manuel Alarcón Reina, de la capital granmense.

Los bayameses despejaron el camino a la gran final, con par de éxitos sobre Báguanos (Holguín), Santiago de Cuba y Ciego de Ávila, en ese orden. Idéntico recorrido eslabonó su retador, la selección de Santa Clara (Villa Clara), verdugo de los representantes de Cienfuegos y Matanzas, antes de someter a los habaneros de Playa.

Para la tropa de Veranes no queda otra alternativa que revalidar la corona, aunque conseguirla exigirá otra actuación muy similar a la ofrecida en predios yumurinos, cuando brillaron tanto o más que las estrellas de la pelota cubana actual.