La estela de un gigante

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Por Yelandi Milanés Guardia | 11 abril, 2022 |
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FOTO/ Archivo La Demajagua

Cuando un hombre grande pasa por algún sitio, siempre deja una huella imborrable. Por eso, la estancia de Fidel, durante los tres días finales de marzo del 2002 en Granma, no solo fue histórica, sino provechosa desde el punto de vista social.

Al retornar a La Habana, no solo dejaba la satisfacción de haberlo tenido entre nosotros, sino la alegría de haber aprobado cuatro proyectos que impactarían positivamente en el ámbito social granmense.

Para conocer los detalles de esas obras aprobadas por el Líder histórico de la Revolución cubana, La Demajagua conversó con José Antonio Leyva García, presidente de la Asamblea provincial del Poder Popular en esa fecha.

“Antes que todo, hay que decir que desde el año 1994 el territorio comenzó un proceso de recuperación económica, pero cuando en el año 2000 hacemos un balance nos percatamos que no logramos todo lo que nos habíamos propuesto.

“Después de un fuerte análisis, llegamos a la conclusión que no solo teníamos desafíos económicos, sino que debíamos hacer obras de gran impacto social. Por tal motivo, cuando se anuncia la visita de Fidel a finales de marzo del 2002, aunque sabíamos que venía con otros objetivos, vimos la oportunidad de presentarle algunos proyectos que necesitaban financiamiento y apoyo de la máxima dirección del país.

“Entre estos, estaban el Acueducto de Manzanillo y la carretera que une este municipio con el poblado de Veguitas, esta última con un impacto negativo en el transporte, por el mal estado de los viales. Otro problema era que la ciudad de Bayamo estaba fuertemente afectada por los carros de gran tonelaje que pasaban por las calles principales, pues al no tener una vía alternativa, estábamos obligados a estar constantemente reparando esas arterias y las casas que se afectaban por el paso de los carros de gran peso.

“Asimismo, evaluamos el problema del Drenaje Norte de la capital granmense, que beneficiaría a los repartos Siboney, El Valle, Camilo Cienfuegos y Rosa La Bayamesa. Realmente la cuestión de las aguas albañales constituía un alto riesgo para la salud de la población de esos lugares.

“La obra tenía un alto valor, porque era de prefabricado, llevaba grandes cantidades de acero, cemento, alambre, encofrado y otros gastos que la encarecían, su costo -en los cuatro años de ejecución- alcanzó los siete millones de pesos en moneda nacional y 330 mil en divisas.

“Con respecto al Acueducto de Manzanillo, esta era una vieja demanda del municipio. En la primera parte, realizada desde el 2002 hasta el 2005, se emplearon alrededor de 18 millones de pesos cubanos (CUP) y aproximadamente tres millones en divisas.

“En el caso de la carretera Manzanillo-Veguitas, se reconstruyeron 15 km de vías desde junio del 2002 a julio del 2003, y tuvo un costo de siete millones de CUP y 622 mil MLC. Mientras que la Circunvalación Sur de la ciudad Monumento Nacional (2002-2006), implicó la realización de siete kilómetros de carretera y un puente sobre el río Bayamo, además de cuatro obras ingenieras que ascendieron a 24 millones de CUP y un millón en divisas”.

LA IMPORTANCIA DE CONVENCER A FIDEL

Aunque el ídolo de Birán no vino a Granma por esos proyectos, se aprovechó su visita para presentárselos y lograr que los aprobara. Todos estaban bien fundamentados y documentados para convencerlo de la importancia de ejecutarlos.

Lázaro Expósito Canto, primer secretario del Partido en Granma en ese entonces, le planteó al Líder de la Revolución que la provincia necesitaba que la apoyaran en esas propuestas.

El día 28, de marzo del 2002, avanzada la noche, las máximas autoridades del territorio hablaron con Fidel sobre la carretera Manzanillo-Veguitas, el día 29, del Drenaje Norte de Bayamo y, más tarde, de la Circunvalación Sur. Por último, el 30, conversaron sobre el Acueducto de Manzanillo, lo cual posteriormente se hizo público.

De varias provincias vinieron manos amigas a colaborar, para concretar esos anhelos. Por ejemplo, las Empresas Constructoras de Obras de Ingeniería (Ecoi) número 12 de Ciego de Ávila, 13 de Camagüey, además de Cubiza Villa Clara y las Empresas de Acueducto de La Habana, Villa Clara y Holguín. Por nuestra parte se unieron la Ecoi 18, la Empresa de Prefabricado y la de Proyectos de Granma. Las cuatro obras estuvieron valoradas en alrededor de 56 millones de pesos en moneda nacional y cinco millones en divisas.

“En el Acueducto de Manzanillo -enfatiza Leyva García- hay que decir honestamente que hubo cosas que no salieron bien y que aún deben rectificarse, lo cual se complejiza con la situación económica que atraviesa Cuba.

“Pero en sentido general, todos los proyectos tuvieron un impacto positivo en la población, aunque hoy no muestran igual situación que al principio por el paso inevitable de los años, además de las inobjetables limitaciones financieras.

“Es válido destacar, que el Drenaje Norte de Bayamo era la obra que más personas beneficiaba, porque en el área donde se ejecutó, se estima, vive el 70 por ciento de la población de Bayamo, que es un municipio de alrededor de 237 mil habitantes.

EL DESARROLLO DE GRANMA DEPENDE DE NOSOTROS

Cuando Leyva García pasa por algunas de esas obras siente una mezcla de alegría y tristeza, lo primero le sucede porque verlas materializadas y aportando mayor calidad de vida al pueblo es algo muy alentador, pero le duele observar que, en algunos casos, se han ido deteriorando y perdiendo, unas por falta de recursos, y otras por abandono.

“Por ejemplo -refiere el entrevistado- me punza ver que el Panqué, concebido dentro de los beneficios de la Circunvalación Sur, hoy está subutilizado y no brilla ni oferta servicios de calidad como en otros tiempos.

“También es lamentable que muchas de estas obras que son colosales, por la cantidad de recursos que demandan, solo se les puedan hacer pequeños arreglos todos los años. No obstante, ahí están y son el fruto del esfuerzo de nuestro pueblo y del apoyo de la dirección de la Revolución.

“Al respecto -destaca Leyva García- Lázaro Expósito Canto siempre dejó bien claro que el desarrollo de la provincia dependía, esencialmente, de nosotros los granmenses, y eso es algo que debemos tener siempre presente”.

Desde entonces, marzo resulta un mes venerado por los nativos de esta tierra, en la cual no solo tuvimos el privilegio de ver muchos de los sueños de Fidel realizados, sino que al despedirse, dejaba trazado el rumbo para concretar otros anhelos que -sin lugar a dudas- mejoraban la calidad de vida de los granmenses, y se erigían como un motivo para experimentar toda la alegría y el bienestar posibles.

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