
Cual Quijote moderno, con un corcel metálico de varios caballos de fuerza y numerosos escuderos de aliados, Wilber Hechavarría Santos recorre los parajes de Granma para deshacer los entuertos e infortunios causados por la Covid-19.
Hace ocho años, se desempeña como chofer en la UEB Bayamo de Emcomed, un trabajo que si bien exige disciplina y rigor, no le fue espinoso asimilar dado el entrenamiento que tenía como chofer en la sede provincial del Partido, una escuela en todos los sentidos.
Entre las batallas más difíciles de librar, figura sin duda, el traslado del candidato vacunal Abdala hacia cada vacunatorio de Bayamo durante la etapa de ensayo clínico, y tras su aprobación como vacuna y uso de emergencia, hacia los 13 municipios de Granma.
Se dice fácil, pero dar 156 viajes y recorrer en 45 días 21 mil 510 kilómetros sin apenas descansar el carro, se las trae. Lo cierto es que a Wilber Hechavarría Santos, jamás lo sorprendió una alborada sin ver el deber cumplido, ni le faltó en las noches el cansancio de almohada.
“Formar parte de esa experiencia fue impactante; asumir la responsabilidad de su traslado, conservarla en la temperatura requerida, revisar la documentación, cuidar cada bulbo, todo cumpliendo estrictas medidas de protección, porque íbamos hasta zona roja y teníamos el compromiso de cuidarnos nosotros, a nuestra familia, y a los trabajadores de la entidad.
“Un día recorría toda la zona del Cauto, al otro, la costa, me pasaba aproximadamente el día entero manejando, sin soltar el equipo.
“Nunca se pensó en los gastos en que se incurrían, pesaba más el deseo de salvar vidas. A veces teníamos que conducir hasta Pilón u otros lugares intrincados por cinco y 10 bulbos, pero estábamos conscientes del impacto que ello tendría en la salud y en la contención de la pandemia.
“Fue bonito participar de esos procesos, ver a la población congregada en los barrios, contenta por la llegada de la vacuna, presenciando su traslado, su depósito; interrogándonos, siendo partícipes del proceso y dando tantas muestras de agradecimiento.
“Cuando yo veía que las cifras de contagios iban descendiendo, me decía: ‘ahí está la mano nuestra’”.
La condición de colectivo vanguardia nacional, otorgada por la Central de Trabajadores de Cuba a propuesta del Sindicato de la Salud, le fue conferida a la entidad en la sede de la droguería Bayamo.
Entre los resultados que validan este lauro, perfilan los indicadores económicos, y desde el punto de vista sindical, destaca el desempeño de los trabajadores de ambos centros de distribución (Bayamo y Manzanillo).
Emcomed Granma cuenta con 147 trabajadores. Cumplió las ventas netas al 204.8 por ciento; las utilidades al 273. 3. Con el pago de las utilidades el ingreso medio mensual de los trabajadores se comportó en ocho mil 766 pesos; el aporte al Día de la Patria cerró en tres mil 104 pesos promedio por trabajador y enfrentó varias auditorias de forma exitosa.
René Díaz Tornés, director de la UEB Emcomed Granma resaltó la valía de las estrategias para cumplir con los ciclos de entrega de medicamentos y, aparejado a ello, garantizar los ciclos de distribución a las instituciones de Salud, farmacias y tiendas del pueblo incluyendo el Plan Turquino.
Anteceden a la condición Colectivo vanguardia nacional durante 2021: Colectivo Centenario en el programa de donaciones de sangre, destacada dentro de Emcomed, condición Jóvenes por la Vida al colectivo, y a 15 de sus jóvenes trabajadores; r econocimiento del Sindicato provincial de Salud por el enfrentamiento a la Covid-19, y contribución adicional al movimiento Mi aporte a la Patria.
Destacan, como parte de las mejoras continuas dentro de la droguería, numerosas acciones de mantenimiento tecnológico y constructivo en los diferentes procesos y la participación junto a la comunidad en las mejoras del reparto Pedro Pompa, al cual la entidad se vincula como centro principal de coordinación.
EPÍLOGO
La doctora Rosa Báez Dueñas nunca pudo olvidar durante su ejercicio como médico de la familia, aquella visita junto a Fidel Castro a la casa del viejo Octavio Padilla. En una esquina de la casa, en lo más alto, después de Santa Bárbara, la virgen de la Caridad, San Lázaro y otros, había una foto del Comandante con una vela y un tabaco encendido.
Fidel luego de un silencio, le dijo: “Trabajen, que algún día ese pueblo, también los pondrá a ustedes en un altar”.