Foto ELIEXER PELÁEZ PACHECOCorría el año 1973 y cursaba el quinto grado de escolaridad, cuando un compañero de aula lo invitó al Círculo de interés de Artes Plásticas, con el profesor Manuel Olivera Álvarez (MOA), comenzaba los primeros pasos por el arte de las formas y los colores, un descubrimiento genial.
“Al surgir la Escuela Elemental de la especialidad formalicé mi ingreso, luego un telegrama remitido a casa confirmaba la aprobación.
“Pasado algunos años llegué a la academia José Joaquín Tejada, de Santiago de Cuba, cursé los cuatro años correspondientes, luego otros cinco en el Instituto Superior de Arte, en La Habana, hasta egresar como escultor en 1986, junto a la bayamesa Marisbel Trutié, que se estableció en la capital del país.
“De regreso a Manzanillo trabajé en el centro que artísticamente me acogió en la infancia, también me desempeñé como Jefe del Departamento de Arte en la Dirección Municipal de Cultura, ejercí la docencia en el Instituto Superior Pedagógico Blas Roca Calderío y actualmente trabajo en al Taller de Creación de Artes Plásticas”.
LA OBRA
“Personalmente siento predilección por la escultura representativa de la quema del indio Hatuey, en Yara, aunque por el lugar donde se encuentra no goza de la mejor visibilidad.
“Admiro al José Martí sentado en el parque de Jiguaní, también la bailarina del cabaret Bayam, la del Salón protocolar del teatro Manzanillo, el conjunto escultórico a los campesinos en Cinco Palma el busto a Vilo Acuña en Media Luna, todas de mi autoría.
“También realicé varios bustos en diferentes municipios de Granma, para eternizar la memoria del creador de La Edad de Oro, otro del patricio Bartolomé Masó, el de Andrés Luján Vázquez, en el Combinado pesquero, la tarja con relieve de la imagen del Che en La Plata, el Carlos Puebla en el parque Carlos Manuel de Céspedes en Manzanillo…
“El dibujo también me fascina, de haber existido como especialidad en mi etapa estudiantil, lo hubiera solicitado, aunque practiqué esa modalidad durante muchos años, pero disminuí su carga porque la escultura consume mucho tiempo.
“Disfruté los simposios realizados en Granma, intercambios provechosos para quienes practicamos la actividad, de ellos conservo dos piezas situadas a la entrada de Bayamo, por la carretera vía a Manzanillo y otra en el litoral de mi ciudad.
“Fueron intercambios interesantes facilitadores de acciones que no siempre tienes la posibilidad de consolidar.
“Actualmente tengo un proyecto para eternizar en Bayamo la figura ecuestre de Perucho Figueredo, solo espero ajustes y aprobación”.
CONTRAPOSICIÓN
“Resulta lamentable lo sucedido con algunas piezas femeninas que en su momento embellecieron el malecón del Guacanayabo, hoy desaparecidas por la desatención, el maltrato y canibalismo popular sin que medie una respuesta para preservarla.
“Espero que algún oído receptivo devuelva el esplendor que una vez tuvo ese espacio patrimonial de la ciudad”.