El Porvenir y La Esperanza de Media Luna (+fotos)

Share Button
Por Orlando Fombellida Claro | 6 mayo, 2022 |
0
Argelio Rivero Piña, su esposa Deisi Marín Pérez y un vecino boyero hacen un alto en el laboreo FOTO/Rafael Martínez Arias

Hermosos paisajes formados por palmas reales, paños de tierra, en ondulante relieve, listos para ser sembrados unos y en producción otros, ven ante sí Manuel Garnache Feu y Argelio Rivero Piña, al mirar en derredor tras hacer un alto en sus habituales faenas, para tomar un poco de agua y reponer la pérdida mediante la abundante transpiración causada por el esfuerzo físico, o dar breve descanso a los bueyes en caso de estar arando.

En sus respectivas fincas con optimistas nombres: El Porvenir y La Esperanza, Garnache Feu y Rivero Piña logran elevadas producciones de yuca, boniato, calabaza, plátano burro, maíz, frijoles.

Lo consiguen gracias a la adecuada preparación del terreno, formado por pequeñas elevaciones, para evitar su erosión y pérdida de fertilidad; abonarlo con la materia orgánica obtenida mediante la descomposición de los restos de cosechas y “cogiéndole el tiempo a las nubes”, pues no cuentan con otro tipo de riego que no sea el del “agua que cae del cielo”, como dice el estribillo de una canción.

La posesión de Garnache Feu se encuentra en el barrio Punto Nuevo y la de Rivero Piña en La Guanábana, barrios en las proximidades de la Sierra Maestra, mayor macizo montañoso de Cuba, pertenecientes al municipio de Media Luna.

Una decena de hectáreas (ha) tiene El Porvenir, dedicada una mitad a los cultivos antes mencionados, la otra, a la cría de vacunos para la producción de leche, las hembras, y los bueyes emplearlos en laboreo y acarreo de productos, gallinas, pavos, ovinos y cerdos de capa oscura.

Vista hace fe. Manuel Garnache con un cargado cangre de yuca recién extraído

Garnache Feu es el presidente de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Juan Manuel Márquez, mediante la cual vende al Estado la mayor parte de sus producciones, el resto, a mil 260 consumidores de los asentamientos Punto Nuevo, Santa María, La Sierrita, Rebacadero y Cedrón, a precios menos altos que en los mercados agropecuarios, mercaditos (placitas) y puntos de venta de particulares, por ejemplo, a dos pesos y 50 centavos la libra de yuca que, por cierto, se ablanda y sabe a yuca.

La Esperanza tiene 13 ha, solicitadas años atrás por Deisi Marín Pérez, esposa de Argelio, por cuanto estel no podía hacerlo al ser en ese entonces socio de una cooperativa, pero fue él quien, con hacha y machete, ayudado por vecinos, las liberó de marabú y poco a poco las puso en producción.

Ambos productores tienen ingresos superiores a los 10 mil pesos promedio mensual, con los cuales aumenta su calidad de vida y Argelio lo ilustra con la compra de un flamante y cómodo juego de muebles y una potente motorina eléctrica, en la que vence sin dificultad los cerca de 20 kilómetros que hay entre su hogar y la capital de Media Luna.

Los dos aseguran amar la tierra, sentirse a gusto al trabajarla y obtener como frutos alimentos para sus familias, vecinos y demás personas que en otras tareas hacen por ellos, por ejemplo, maestros, médicos, enfermeras, científicos…

Ellos son “productores de vanguardia y junto otros también destacados, contribuyen a impulsar el autoabastecimiento y la seguridad alimentaria en nuestro municipio”, declara Juan Torres Rodríguez, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Integral Agropecuaria Media Luna.

Es que a Manuel y Argelio los une a sus amados predios algo así como un invisible y fuerte cordón umbilical, que les oxigena y nutre el alma, para que cada mañana disfruten al apreciar sus plantíos y escuchar conciertos de sonidos de aves silvestres y de corral.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *