En otro juego cerrado de principio a fin, los Alazanes de Granma cayeron ante el conjunto de Matanzas, este viernes, para colocarse, por primera vez, debajo en el duelo por la corona de la 61 Serie nacional de béisbol.
Ni la soberbia demostración del zurdo Leandro Martínez, ni haber explotado rápido al abridor rival Renner Rivero, les alcanzó para asegurar el triunfo en el quinto partido del match.
Como en el encuentro anterior, la ofensiva de los granmenses volvió a escasear, con solo seis imparables, incluyendo par de tubeyes que empujaron las únicas dos carreras, cuando sacaron del montículo a Rivero en el tercer episodio y tomaron ventaja.
En lo adelante, el relevista Naykel Cruz fue dueño de la situación, hasta enrolarse en un duelo con Martínez, quien seguía ejerciendo pleno dominio frente a la artillería matancera.
Aun así, los yumurinos hacían más por la victoria y casi sin recursos ante el colosal pitcheo que realizaba el zurdo campechuelero, Yadil Mujica aprovechó un descuido para robarse el home, que cerró la pizarra (2-1).
“Matanzas tiene algunos peloteros que hacen la diferencia”, reconoció el estratega granmense Carlos Martí, minutos después de concluir el choque, en el estadio Victoria de Girón.
Cuando Leandro admitió el segundo incogible en toda su labor de seis entradas y un tercio, el mentor Armando Ferrer trajo a Ronny Muñiz y el contrario respondió con Kelbis Rodríguez, porque su abridor dio muestras de cansancio.
Efímera resultó la actuación del apagafuegos manzanillero, al soportar el cuadrangular de Muñiz (el quinto en finales de un emergente), que dio ventaja a los Cocodrilos (3-2), inalcanzable para los monarcas defensores, que veían cómo los matanceros agregaban otra en el octavo ante el taponero Carlos Santana y fijaban el marcador final (4×2).
A diferencia de sus adversarios, el bullpen yumurino sí cumplió, sobre todo, Entenza, inmenso otra vez en el montículo, al redondear un escón de leyenda en el octavo, cuando los Alazanes amenazaban con igualar e irse delante.
Controvertida la decisión de Carlos Martí de sacrificar a su máximo impulsor de la postemporada, Iván Prieto, con empate y ventaja en circulación. Y sucedió lo que se temía; el resto de la historia ya se conoce.
Así se desvanecían las intenciones de ganar un encuentro importantísimo en las aspiraciones de retornar a sus predios con ventaja en el cotejo.
De todos modos, los campeones no han muerto, como tampoco el propósito de continuar en el trono de la pelota cubana. Su afición y sus seguidores esperan por ellos para abarrotar las gradas del parque Mártires de Barbados, el lunes, cuando se reanuden las acciones.
Entonces, tendrán la posibilidad de igualar el match a tres triunfos por bando y así forzar un séptimo y último juego.
