
Granma, que como se conoce ha estado desde el principio en la vanguardia del proceso de creación de estas micro, medianas y pequeñas entidades (Mipymes), cuenta actualmente con 492, entre estas cinco Cooperativas No Agropecuarias (CNA), 443 privadas y solo cuatro estatales.
Las razones de esa constante incorporación tienen sostén en la realidad de que no es esta una provincia con un elevado nivel de industrialización, pero si con innumerables potencialidades agrícolas y en la manufactura, las cuales muy bien aprovechan los nuevos actores para diseñar sus proyectos.
La incorporación de nuevos actores, sobre todo en actividades de producción de alimentos y de materiales de construcción, tendrá un impacto creciente, y cuantas más actividades se incorporen contribuirá a la rehabilitación económica territorial y la satisfacción de múltiples necesidades populares.
Tal vez una sola nota discorde, y es la baja incorporación de nuevas mipymes estatales. El problema, como bien ha expresado recientemente el destacado científico cubano Agustín Lage Dávila, no está en que surjan dinámicamente nuevas empresas en el sector privado, sino en que no surjan con igual dinámica en el sector estatal.
El basamento apunta a que son las mipymes estatales las que más pueden explorar creativamente nuevas formas de conexión de la ciencia con la economía, asumir visiones de mediano y largo plazo, y desplegar innovaciones que han madurado dentro del sector presupuestado.
Son esas mipymes estatales las que deben conectar la economía con el potencial científico e innovador que tenemos en las universidades y las entidades de ciencia y técnica, y lograr en la práctica que nuestras instituciones académicas sean también incubadoras de nuevos proyectos.
Existe en nuestras entidades un potencial innovador de excelencia, en cierto modo subutilizado, y las mipymes estatales, como bien reconoce el científico, son realmente las que deben conectar la innovación cubana con el mundo y cambiar el balance desfavorable que tenemos entre las exportaciones de alta y de baja tecnología, y catalizar el despliegue de un sistema empresarial cubano en el exterior, una inserción en la economía mundial que ocurra a través de empresas cubanas, y no a través de emigraciones.
Cuba ha formado un alto potencial profesional, científico, innovador, ese es un gran mérito que todos reconocen; falta que lo explotemos, y aprovechemos esas potencialidades para transformar el país, fortalecerlo, desarrollarlo para el bien colectivo.