El 23 de octubre de 1894 murió, en Nueva York, Estados Unidos, el escritor cubano Cirilo Villaverde de la Paz, creador de la novela Cecilia Valdés, la clásica nacional llamada también La Loma del ángel, considerada la obra cumbre de las letras cubanas del siglo XIX. que ha sido llevada al cine y sirvió de base a la zarzuela del mismo
Villaverde vivió sus primeros años en el ingenio Santiago, de sistema esclavista. En 1820 se trasladó con su familia a La Habana, se graduó como bachiller en leyes y trabajó brevemente en algunos bufetes, pronto abandonó esta actividad para incorporarse como maestro en varios colegios de La Habana y dedicarse a la literatura.
Publicó sus primeras obras en la revista Miscelánea, de útil y agradable recreo. Asistió a las tertulias de Domingo del Monte, y colaboró con numerosas gaysadas, entre las que se cuentan Recreo de las Damas, Aguinaldo Habanero, La Cartera Cubana, Flores del Siglo, La Siempreviva, El Álbum, La Aurora, El Artista y Revista de La Habana.
Por su participación en la conspiración de Trinidad y Cienfuegos fue detenido en 1848 y condenado a presidio. Al año siguiente pudo escapar y trasladarse a Nueva York, donde trabajó como secretario de Narciso López hasta la muerte de éste, se afirma que junto al consagrado patriota contribuyó a la realización de la bandera de la estrella solitaria, diseñada por Miguel Teurbe Tolón.
En Nueva York fue colaborador y más tarde director del periódico separatista La Verdad. En Nueva Orleans publicó “El Independiente”.
Se encuentran entre sus principales obras: El espetón de oro (novela cubana), La Habana, 1838, Teresa (novela original), La Habana, 1839, La joven de la flecha de oro. Historia habanera, 1841, El librito de cuentos y las conversaciones, La Habana, 1847…
Su contribución a la literatura romántica se centró en la célebre Cecilia Valdés, novela que tardó más de cuarenta años en ver la luz: comenzada en 1839, no apareció hasta 1882.
La obra, de contenido antiesclavista, constituye además un valioso testimonio de la época. Escrita con inusual crudeza realista y un fuerte sentimentalismo, sus elementos de truculencia y misterio hicieron de ella una escalofriante y memorable descripción de la vida cubana hacia 1820.