
Para quienes visitaron el lugar hace dos meses, o los transeúntes que observaron el deterioro y malezas predominantes en las casas de cultivo semindustrial El Tocororo en Bayamo, no podían imaginar la transformación que hoy experimenta la instalación y su entorno.
El ahora complejo de organopónicos muestra una mejor imagen que pretende hacer honor al nombre que lleva de esta especie endémica, una de las más bellas de Cuba y ave nacional.
Allí trabajan, y es lo principal, en la siembra y cosecha de hortalizas, fruto del esfuerzo de un colectivo laboral de la Unidad Empresarial de base (UEB) integral agropecuaria, perteneciente a la Empresa porcina Granma.
Luis Blanco Olivera, director de la UEB, dijo que tienen produciendo cuatro de las cinco casas asignadas y han vendido alrededor de cinco quintales de pepinos, lo que es alentador con el compromiso de producir más alimentos destinados al autoabastecimiento municipal.
Blanco Olivera informó que cuentan con áreas plantadas de tomates, de las que ya comercializaron las primeras posturas, de alta calidad, mientras esperan obtener buenos rendimientos agrícolas en la cosecha con el propósito de llegarle a la población en las próximas semanas.
José Ángel Savón Borge, especialista principal de El Tocororo, reiteró la disposición de lograr el cambio productivo, en lo cual no puede faltar la excelencia en la agrotécnia, preparación adecuada de los canteros y aplicación de la materia orgánica y los bioproductos.
El también jefe del colectivo explicó que emplean el intercalamiento de varios renglones que incluye la lechuga, acelga y zanahoria para hacer un mejor aprovechamiento del área y aportar variedad de vegetales frescos que son de ciclo corto y muy demandado en la campaña de frío.
Subrayó que laboran en la ambientación del entorno con el embellecimiento de las áreas exteriores, colocación del lumínico o cartel que los identifica, la construcción de la cerca perimetral, la casa de desinfección y el aula de capacitación, aun por terminar en su ejecución.
Savón Borge destacó que aquí vamos a hacer el máximo esfuerzo para aplicar el conocimiento y dominio de la técnica, incrementar los ingresos económicos de los obreros y sobre todo, satisfacer la creciente necesidad del alimento de las personas.
Reconoció el seguimiento dado por la dirección del Partido, Gobierno y la empresa junto al ambiente de unidad que busca avanzar con pasos seguros para obtener los mejores resultados económicos y productivos.
UN TRABAJADOR EJEMPLAR
A Héctor Machado Peña lo encontramos en plena faena en los alrededores de una de las casas que comparte la Empresa agroforestal en El Tocororo.
¨Yo soy el obrero que atiende los cultivos ¨ fue la carta de presentación, de quien no se detuvo en la actividad que realizaba en la limpia de canteros y en los laterales sembrados de plátano vianda.
¨Mire cómo están todas estas áreas, con ajíes pimientos, pepinos y tomates y los semilleros cargados de posturas, señaló, lo cual corroboramos in sito, aunque se observaban pequeñas hierbas creciendo como consecuencia de las últimas precipitaciones.
¨Más limpio no puede estar, ya sacamos pepinos que fueron para los puntos de ventas; me gusta hacer las cosas bien para coger la cosecha con el máximo de rendimiento, confesó con modestia y un derroche de energía que resaltan a sus 73 años de edad.
¨Ya fumigué con una mochila prestada y el producto que me trajo el Director de la Empresa; solo me faltan los alambres lisos para amarrar y guiar las plantas hacia la parte alta de la instalación¨.
Machado Peña, jubilado de la entidad de Desmonte y Construcción, es un trabajador ejemplar, que retornó, ante la convocatoria de recuperar a El Tocororo del que nunca se quiso separar.