
Ángel Luis Rodríguez Quiala, jefe del colectivo laboral del Mercado Agropecuario Estatal (MAE) Jesús Menéndez, de Bayamo emitió sus experiencias tras el primer año de funcionamiento de la institución, adscripta a la Empresa de Acopio Granma.
Se refirió a las críticas constantes de la población sobre el tema de los precios que se hace complejo por la escasez y limitaciones con los recursos y que repercute en la producción, en particular en la venta de los productos agropecuarios.
“A mi criterio desde que fue adoptada la política de descentralización de las acciones comerciales se han generado trastornos con la intervención de entidades sin tener preparación o competencia para elaborar las fichas de costo y la contratación; esto tiene que ordenarse y ser controlado.
“El modelo de gestión con los nuevos actores flexibiliza las relaciones de comercialización, de tal forma que libera los precios; son diferentes las propuestas, y por su puesto el campesino le vende al que más le pague.
“Ahí comienza la cadena en la distorsión de los precios, a lo que se suma la participación, a partir de la compra directa, de otros intermediarios inescrupulosos, lo que genera el aumento de estos durante la comercialización de los productos agropecuarios.
“Se produce una real competencia, entre quienes pueden adquirir mayores volúmenes de la mercancía, aprovechándose de sus posibilidades, por ejemplo, de contar con el transporte; la guarda e imponen el precio, según como esté la demanda en el mercado.
“Es necesario que las direcciones gubernamentales del municipio y las cooperativas ejerzan control para garantizar el cumplimiento de la contratación y evitar el desvío de los productos hacia otros destinos.
“En el caso del colectivo laboral agropecuario estamos acogidos a lo establecido con límites máximos en la venta por libras de viandas, hortaliza, granos y frutas por el Comité de Contratación y Concertación de Precios en el territorio, que incluye a todo el que comercialice, ya sea cuentapropista y concurrentes”.
Rodríguez Quiala señaló que ha encontrado en esa relación con el campesinado una plena confianza en la fórmula comercializadora estatal que él representa mediante el contrato, porque saben de la importancia que tienen en la función de bajar precios por acuerdo y beneficiar al pueblo.
Consideró que es imprescindible la creación de más colectivos de este tipo en la provincia, hoy solo hay uno en los MAE, para lograr la explotación de áreas e instalaciones del patrimonio estatal que redunde en potenciar la oferta de alimentos agrícolas.
Explicó que con el margen comercial del costo a la venta, a pesar de no rebasar los tres pesos, pueden pagan impuestos, salarios y combustibles y tienen discretas utilidades que se reparten entre los obreros y emplean en mejorar la instalación.
Reconoció la insatisfacción de las personas con los altos precios de la malanga, los frijoles y algunas hortalizas fuera de época en su cultivo o porque se producen en otras provincias, lo cual encarece el precio de venta.
Aclaró el respeto a los precios del listado y que existe dudas en la población, porque en este solo incluye el frijol, negro, colorado y caupi y no otras variedades como el bayo; debe ser todo tipo, algo similar ocurre con la malanga chopo.