
Cuando el martes 8 de noviembre comenzó la Serie Provincial de Béisbol (SPB), la número 45 de nuestra historia, muchos no repararon en un detalle trascendental: desde que se iniciaron estas lides, en 1977, solo cuatro selecciones han logrado conquistar la corona. De modo que nueve municipios todavía están por saborear la gloria.
Bayamo ha sido el gran animador los torneos domésticos, nada menos que con 20 títulos, casi la mitad de los que se han disputado. Ahora, al revisar las muy valiosas estadísticas aportadas por Nelson Frías Pérez, vemos que conquistó el cetro de la primera versión al mando del ya desaparecido Rafael Ramos, conocido por todos por “Papalote”.
El legendario entrenador, quien fuera coach y delegado de varios equipos de Granma en la serie nacional, ganó otros dos títulos. Por eso y por más su nombre nunca debe ser olvidado cuando en la provincia hablemos de pelota. Su biografía todavía no ha sido subida a Ecured.
Jiguaní ostenta nueve campeonatos. Fue durante las primeras series un hueso durísimo de roer para cualquier equipo pues no solo tenía peloteros de la talla de Pedro Mora, Félix Benavides, Ibrahín Fuentes, Rodolfo Bencosme, Silvino Gómez y Alberto Oduardo, entre otros, sino también porque su público convertía el estadio Ramón Gómez en un verdadero manicomio, en el que era muy difícil ganar.
Lamentablemente el trabajo de ese territorio en el béisbol cayó de manera súbita y nunca más ha podido levantarse. Basta ilustrar que no gana un torneo desde hace 29 años (1993) y que no discute una final desde 1996. De modo que, aunque no se puede borrar el pasado, hoy no clasifica entre los “monstruos”, como dicen algunos para hablar de los sobresalientes.
Todos quisiéramos ver nuevamente aquellas congas contagiosas y espectaculares que se movían hasta Yara y Campechuela para alentar a los hoy llamados Ganaderos; pero mucho tendrá que hacer Jiguaní en la base para volver a vivir ese entusiasmo.
Campechuela también posee nueve medallas de oro. Es el vigente monarca pues triunfó en la última serie, celebrada en 2020. A su favor debemos decir que cuando la SPB se dividía en dos zonas, tenía que batirse a brazo partido con Yara para poder clasificar por el Guacanayabo, una resistencia que durante años no encontró Bayamo en el Cauto hasta que los riocautenses empezaron a tener selecciones competitivas.
Yara también ha logrado entrar al festín de los cuatro grandes, con seis títulos. Alcanzó el primero en 1979, con la dirección de otro inolvidable de los diamantes, Agustín Arias Tornés (1942-2016). Es decir, el oriundo de La Sal fue jugador-director entonces porque su última campaña activa fue en 1982, cuando terminó de líder de bateo en la VIII Selectiva, con 404.
Los yarenses obtuvieron su última corona en 2016, pero luego no han podido subir a lo más alto del podio. Al año siguiente no clasificaron para la final, cuando se vieron sorprendidos por Niquero en su zona. Lo consiguieron en 2018 y 2019, ocasiones en que fueron superados por los de la capital provincial.
Vale acotar en este resumen abreviado de nuestras series que además de esos cuatro grandes, solo otros tres equipos discutieron el trofeo y ganaron plata: Buey Arriba (2000 y 2012), Río Cauto (2004, 2005, 2013 y 2015) y Niquero (2017).
De modo que Manzanillo, Media Luna, Pilón, Bartolomé Masó, Cauto Cristo, Guisa ni siquiera han tenido el honor de disputar un play off por el título.
Con las últimas modificaciones –división en tres zonas geográficas- tal vez se sumen más equipos al “selecto club” de los grandes. O tengamos nuevos medallistas. ¿Quién sabe? Le haría muy bien a la pelota en Granma, aunque los que siempre han ganado puedan pensar lo contrario.