
Certificados de reconocimiento que atesora a lo largo de más de 15 años de trabajo, cubren toda una pared de cerca de dos metros de largo por uno y medio de alto, en un local adjunto a la vivienda del destacado campesino cubano Alexis Milán Leyva.
Ubicada en la periferia del poblado de Guisa, cabecera del municipio homónimo, en la oriental Granma, su finca lleva el sugerente nombre de El Porvenir, y en ella ha obtenido sobresalientes resultados en investigación, ciencia, técnica y contribución a la soberanía alimentaria local.

Los estímulos colocados en esa suerte de mural acreditan, además, sus aportes a la conservación de la diversidad biológica, elevada producción de hortalizas para centros de aislamiento durante el enfrentamiento a la COVID-19, y la condición de Mejor Productor en el programa de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, entre otros muchos merecimientos.

En la mayor parte de los pergaminos aparece solo el nombre de Alexis, pero en algunos también el de su hijo Alexey Milán Labrada, de 33 años de edad y licenciado en Cultura Física.
Tras graduarse de maestro de Educación Primaria, ejercer la docencia un tiempo y laborar más de 17 abriles en Centros de Pioneros Exploradores de Granma y otros lugares del país, Milán Leyva solicitó en usufructo dos hectáreas de tierras ociosas, bastante degradadas, entre el llano y la precordillera de la Sierra Maestra, en el lugar nombrado Los Pajales.

Con dedicación, empleo de ciencia y técnica, y la ayuda de su esposa Nidia Labrada Guerra – contadora jubilada de la Organización de Pioneros José Martí en el territorio- puso a producir el terreno y lo convirtió en una finca agroecológica integral de referencia.
Casi una hectárea la dedica al cultivo de café, y en la otra crecen plantas ornamentales, frutales y maderables, en armonía con plátano, yuca, boniato, hortalizas y granos; así como producción de posturas de tomate y ají, y crianzas de cerdos, aves de corral y conejos.
Las plántulas de tomate y ají benefician a otros miembros de la Cooperativa de Crédito y Servicios Braulio Coroneaux, de la que es asociado y por donde comercializa sus productos, parte de los cuales va a instituciones asistenciales, mientras el resto se vende en el propio barrio de Los Pajales y en ferias que se realizan cada sábado en Guisa.
Antes le preocupaba quién asumiría la atención de la finca cuando él no pueda hacerlo, confesó Alexis, pues su hijo había laborado un tiempo como profesor de Cultura Física y luego en la comercialización de productos agropecuarios en la ciudad de Bayamo.
Sin embargo, debido al aislamiento impuesto por la COVID-19, Alexey retornó a la casa natal e incrementó la colaboración en las tareas agrícolas que desde niño practicó junto a su progenitor.
Realmente siempre me agradó ayudar en las labores de la finca, y al hacerlo de manera sistemática fui enamorándome de la agroecología y decidí quedarme junto a mi papá.
Le apasiona en particular la técnica de cultivo de posturas con cepellón (masa de tierra que se deja pegada a las raíces de las plantas para trasplantarlas). Disfruta verlas crecer rápido, sanas y vigorosas, de cada semilla que se deposita en los canteros, y luego ser testigo de sus elevadas producciones, afirmó Milán Labrada.
Por esas razones, con evidente satisfacción en el rostro y el tono de sus palabras, ahora el padre se declara “feliz, tranquilo y seguro, porque El Porvenir está en buenas manos”.
