Historias entre puntadas y muñecas

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Por Zeide Balada Camps | 5 febrero, 2016 |
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Foto Rafael Martínez Arias

Dicen que la paciencia es una virtud que llega con el tiempo. Y para tejer no se puede andar de prisa, a veces hay que volver hacia atrás, y repasar la aguja hasta lograr el punto. Si en algo se parece el tejido a la vida es en que, para lograr alguna meta, tenemos que perseverar y no apresurarnos.

Esa es una lección aprendida por Caridad Maximina Espinosa Blanco, quien en plena adultez ha encontrado en las manualidades, dentro del proyecto sociocultural Juana Moreno, una excelente oportunidad para sentirse útil y animada.

Siempre estuvo involucrada con la cultura, como instructora de teatro, metodóloga o especialista. Cuando llegó la edad de jubilarse, pensó que ese impás la devoraría, pero casualmente en un encuentro con Adria Muñoz, en la antigua Academia de artes manuales de Bayamo, surgió la idea de reunir a un grupo de mujeres y trastocar las horas con la creatividad.

¿Cómo podríamos servir a los demás y fortalecer lo autóctono? La interrogante las llenó de motivaciones para impulsar el proyecto Juana Moreno, que ostenta el Premio Memoria Viva 2014, otorgado por el Centro de investigaciones Juan Marinello.

El miércoles último cumplieron 13 años, Espinosa Blanco, una de las fundadoras y principales activistas del grupo, habla orgullosa de la experiencia. Sin desprenderse de las agujas y el hilo relata las vivencias, que van prendidas a su alma como las hebras más vistosas de sus diseños.

“Llegamos a ser más de 100 mujeres, del grupo original nos mantenemos unas cuantas, algunas han fallecido, pero queda su legado. Sumamos nuevas muchachas. Tienen deseos de impartir cursos y eso permite al proyecto sustentarse”, me explica.

Cuando una sobrepasa los 50 años, la soledad o quedarse inactivo son condiciones a las que se teme, sin embargo, el espacio entre amigas, compartiendo agujas, tijeras, hilos y tela, le brindó nuevas oportunidades.

“Me ayudó a tener una vida social, a compartir lo que hago, a encontrarme con algunas compañeras, fue para mí un aliciente tremendo. Me dio apoyo espiritual en los momentos difíciles. No soporto estar en la casa y no intercambiar mis experiencias”, asegura Caridad, mientras exhibe sus obras.

Cada una de estas creadoras constituye una semilla que se multiplica en su localidad. Ella, como otras, no concibe su morada sin los talleres de los martes y jueves, en los que imparte técnicas del tejido crochet, telar, miñardi y macramé. Hasta allí llegan alumnas muy jóvenes y más adultas, de Bayamo y de Holguín. Han salido graduadas más de 200, aunque otras no terminan.

“A veces no caben en este espacio, pero me gratifica enseñarles, sentir que estoy dando, y al que puedo, lo ayudo.

“En esas niñas y jóvenes está el futuro, en la moda internacional hay un despertar de las manualidades. Nos llevan revistas especializadas, se están usando esas técnicas, o sea, que no se quedó en la abuelita, o en las revistas de hace 50 o 60 años.

Caridad eligió el tejido, pero otras prefieren la muñequería, o los útiles del hogar, aunque todas saben confeccionar la muñequita típica de Bayamo, similar a las que confeccionaba Juana Moreno, de quien toman el nombre y preservan la tradición.

“Mi mamá me hablaba mucho de la muñequita del Día de reyes, pero no la conocía, y supe de ella por el proyecto. Es nuestro símbolo, muy fácil de hacer, su cuerpo es un palito que le permite girar la cabeza, es negrita. Se la hemos obsequiado al Ballet Nacional, a Abel Prieto, a Adalberto Álvarez, a la hija de Benny Moré… Las personas nos identifican, por las exposiciones y los talleres en la comunidad”.

Ellas aportan saberes, se tienden la mano en las buenas y en las malas. Caridad lo supo durante la gravedad de su esposo. Sus colegas fueron muy importantes para la recuperación, luego de su muerte.

“Somos una gran familia, y como todas tenemos diferencias, pero nos gusta ayudar, la amistad y ser solidarias es lo que nos une.

“Podremos cumplir más años, tenemos voluntad, yo le decía a Adria, nuestra coordinadora, ‘no te preocupes, que si quedamos 10 y queremos mantener las tradiciones de Bayamo, seguiremos adelante’”.

En ese orden, Caridad junto a sus colegas del proyecto Juana Moreno, Ana Esther Valdés, Duvel Lachaignerais, Sonia Ledis Arias, María Santos, Edemis Tamayo y Ada Iris Vidal. Foto Rafael Martínez Arias
En ese orden, Caridad junto a sus colegas del proyecto Juana Moreno, Ana Esther Valdés, Duvel Lachaignerais, Sonia Ledis Arias, María Santos, Edemis Tamayo y Ada Iris Vidal. Foto Rafael Martínez Arias
Foto Rafael Martínez Arias
Foto Rafael Martínez Arias

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