José Martí: Bayamo y los bayameses

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Por Ludín Fonseca García (Historiador de la Ciudad de Bayamo) | 29 enero, 2023 |
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FOTO Rafael Martínez Arias

La ciudad de Bayamo y sus hijos, por los aportes trascendentes que realizaron al proceso independentista cubano, están presentes en los escritos del Héroe Nacional José Martí desde adolescente.

La prensa colonialista española fue su primera fuente de información. En el destierro entabló amistad con bayameses y profundizó sus reflexiones. En su madurez intelectual ocuparon un lugar privilegiado en la prédica que realizó para reiniciar la guerra.

José Martí, en 1869, publica El Diablo Cojuelo, en el que  critica la libertad de imprenta y la represión decretada por las autoridades españolas. Cuestiona las celebraciones efectuadas por la caída de la ciudad y los caseríos de El Dátil y El Horno el 12 de enero, quemados por sus pobladores antes de entregarlos intactos al conde de Valmaseda. Este pensamiento independentista le costó sufrir prisión.

En 1871 es liberado y se establece en España, donde publica el folleto La República Española ante la Revolución Cubana, y encuentra eco la quema de la ciudad. La actitud bravía de los bayameses es argumento para persuadir al público español, los cubanos lucharán por la independencia a costa de los mayores sacrificios.

Los cubanos que luchaban con las armas en la mano atraviesan una situación difícil, en 1871, el fin de la guerra no se vislumbraba, las necesidades eran cada vez más apremiantes y aumentaba la represión de las tropas españolas. En diversos sectores de la emigración se planteaba buscar una solución.

El bayamés Juan Clemente Zenea llegó al campo revolucionario con un salvoconducto español, para contactar con los principales líderes, cuando partió, fue capturado por los españoles que desconocían el documento y lo fusilan el 25 de agosto.

Ese hecho genera polémica, los independentistas lo llaman traidor, los colonialistas, insurrecto. En medio de la confusión, José Martí sale en su defensa, el 7 de diciembre escribe el poema Zenea.

A partir de 1877, José Martí conoce la historia de Bayamo y los bayameses por sus protagonistas. En abril llega a Guatemala y se presenta al pedagogo José María Izaguirre, que había fundado la Escuela Normal. Martí es incorporado al claustro como profesor de los cursos de literatura y reside en su casa.

El Apóstol resalta el trabajo educativo, loa las reuniones, los temas de la vida social que se tratan, la música que se escucha, los discursos que se dicen, los cantos, y los poemas que se leen.

José Martí abandona Guatemala, en agosto de 1878,  forma de protestar por la destitución de Izaguirre como director de la Escuela Normal, se traslada a Tegucigalpa, Honduras y es atendido por José Joaquín Palma.

Años después, el poeta bayamés escribió un libro de poesías que envía a José Martí para que emita su criterio. Ese propio año, refiere que los jóvenes guatemaltecos se forman en un pensamiento moderno y reconoce a José Joaquín Palma como uno de los escritores más leídos.

Convoca el bayamés Pedro Martínez Freire a una reunión de conspiradores, en 1879, José Martí se encuentra en Cuba y acude al llamado. El 21 de marzo de 1881 escribió en Caracas, Venezuela, sobre la trascendencia que para la desaparición del poder colonial español en América tuvieron los acontecimientos ocurridos, en Bayamo, en 1868. Estos marcaron el inicio del fin de la esclavitud y del poder colonial español.

Responde, el apóstol, el 27 de noviembre de 1887, a un artículo que malinterpretaba la excitación que había hecho a las fuerzas de Guatemala al movimiento y al trabajo. Señaló que lo importante no era engañarse sobre el significado de la independencia, sino que era necesario completarla y que su vocación era americanista.

Publicó el artículo Céspedes y Agramonte, el 10 de octubre de 1888. Hacía varios años que estaba enfrascado en este empeño, había solicitado información a Máximo Gómez sobre Carlos Manuel de Céspedes, enfatizaba en conocer las principales críticas que se le hacían y los argumentos que podía utilizar en su defensa. Analiza al Padre de la Patria desde que se inicia la guerra, su nombramiento como capitán general y exalta su pensamiento democrático al sentar en la mesa de gobierno a españoles y cubanos, a blancos y negros.

El 10 de octubre se celebraba en la emigración con toda la solemnidad, se reunían participantes de la contienda del 68 y de la Guerra Chiquita. Los retratos de Carlos Manuel de Céspedes y otros patriotas presidían las sesiones. En los banquetes de recepción se recitaban poesías y pronunciaban discursos participantes en los acontecimientos. José Martí se convirtió en organizador de las fiestas por el 10 de octubre y, personalmente, cursaba las invitaciones a los oradores.

El 24 de enero de 1889 José Martí valoró el pensamiento de prominentes cubanos de la primera mitad del siglo XIX. El bayamés José Antonio Saco entra en la órbita, no tuvo un pensamiento independentista, pero enfrentó al colonialismo español, quien resultó  deportado y murió en España. En Saco reconoce a un revolucionario en las artes, porque cuestionó el romanticismo en la pintura y las letras; asimismo, en Saco y otros pensadores cubanos ve la inmadurez del pensamiento político cubano que coqueteaba con el reformismo.

Acrecienta José Martí, en la década de 1890,  la labor política, para concretar el proyecto independista cubano.

Con el objetivo de  aglutinar a los emigrados visita diversos espacios geográficos, y las casas de los bayameses lo reciben gustoso, pasa temporadas, y profundiza en el conocimiento de la historia de la ciudad.

Proclaman, el 10 de abril de 1892, el Partido Revolucionario Cubano y José Martí publica  un artículo en Patria, para rendir homenaje a los acontecimientos ocurridos en Guáimaro que dieron lugar al primer gobierno cubano y a la proclamación de la constitución. Desfilan todos los bayameses que concurrieron al nacimiento de república: Carlos Manuel y Ramón de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera, José María Izaguirre, Francisco del Castillo y José Joaquín Palma. La descripción física, forma de pensar y actuar demuestran un conocimiento que solo pudo adquirir en los vínculos establecidos con los bayameses.

Critica el racismo, e 16 de abril de 1892, y resalta el pensamiento antiesclavista de la generación bayamesa que inició la guerra del 68. En el Liceo San Carlos hay confraternidad, los blancos, negros, hombres y mujeres, ancianos y jóvenes confluyen para clamar por la independencia de Cuba y entregar dinero. En la institución estaba colocado el nombre de Francisco Vicente Aguilera y escribió y lo llamó “caballero intachable”.

La proclamación del Partido Revolucionario Cubano es motivo para que José Martí consagre varios artículos a bayameses. El 28 de mayo de 1892 escribe en Patria uno titulado Cabaniguán, reseña al soldado Pedro Gómez, que residía en la finca de Francisco Vicente Aguilera, cuando este llega, el 7 de octubre de 1868, para organizar a los hombres que lo acompañarían en el alzamiento independentista; describe las características de la bandera con que entró Carlos Manuel de Céspedes el 20 de octubre de 1868 a Bayamo, y como la tuvo que ceder en Guáimaro.

Sale de su pluma, el 2 julio de 1892,  El Colegio de Tomás Estrada Palma en Central Valley, donde resalta el patriotismo de Tomás Estrada Palma, fue el autor del decreto de muerte a los cubanos traidores y maestro de niños de diferentes nacionalidades.

En 1892 reseña las actividades de la Liga de New York y señala que en la velada se cantó La Bayamesa y se recitaron poesías de José Fornaris. En el prólogo al libro los Poetas de la Guerra, publicado en 1893, enaltece a los poetas José Joaquín Palma, Juan Clemente Zenea, y el Himno patriótico cubano, devenido en Himno Nacional y cómo después de la toma de Bayamo, entre la nube de pólvora, la procesión seguía a la abanderada Candelaria Figueredo.

En unos apuntes titulados, Manuel del Socorro Rodríguez, valora a este bayamés que desarrolló su obra en Colombia a finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Cuando las tropas independentistas tomaron Bogotá se convirtió en republicano para no tener una actitud contraria a su patria adoptiva, pero que en el fondo era leal a la corona española. Lo caracteriza como culto, cortés, suave, puro, humilde y bondadoso.

Martí considera, en 1894, llegado el momento de reiniciar la guerra en Cuba. Los informes que recibe lo incentivan. Al mayor general Máximo Gómez le dice que los hermanos bayameses Ismael y Joaquín Estrada estaban listos en Punta de Jagua. Se inicia la etapa final de preparación de la guerra, y contar con dinero es cada vez más necesario.

A José María Izaguirre pide que realice recolectas entre sus amigos en Managua y otros departamentos de Nicaragua donde residía, comentaba que era imposible realizar colectas públicas por el escándalo que produciría y lo perjudicial para la causa, porque la denunciaría. Lo califica como “amigo de Céspedes”, y uno de los padres de la república. Izaguirre estaba en la pobreza, pero garantiza recursos.

El 11 de abril de 1895, José Martí está en Cuba, se desplaza hacia el centro de la Isla. En las caminatas y descansos aprende de la historia de Bayamo y sus hijos. El generalísimo Máximo Gómez comenta acontecimientos trascendentes. El 22 de abril el dominicano refiere una conversación tenida con Carlos Manuel de Céspedes, en la que  analizaron las dificultades surgidas en la contienda del 68 cuando los jefes militares estaban carentes de dirección, las tropas abandonadas, y faltaba un plan de campaña. El 2 de mayo narró lo ocurrido en Tacajó, en 1869. Después de la quema de Bayamo se desconocía el paradero de Carlos Manuel de Céspedes y Donato del Mármol se declaró dictador. La mediación de varios jefes militares, entre ellos Gómez, logra que se respete la autoridad del hombre de Demajagua.

El 7 de mayo de 1895 José Martí cita, quizás por última vez, a Bayamo en sus escritos. Al valorar los alzamientos ocurridos en diversas regiones de Cuba y del estado de la guerra escribió satisfecho “Se pelea mucho en Bayamo”.

El Apóstol por la independencia de Cuba se identificó con Bayamo y los bayameses, por el papel preponderante que tuvieron en la contienda de 1868 y por el apoyo inestimable que dieron al proyecto revolucionario, que desde la emigración organizó, para hacer de Cuba una patria libre, por ese motivo son referentes constantes en su papelería.

 

 

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