Un luthier en Bayamo

ROGELIO RODRÍGUEZ BATISTA APRENDIÓ EN SU NATAL CIUDAD LOS PRIMEROS DESTAQUES EN LA LUTHERÍA. HOY RELATA SU PASO POR TAN MILENARIO OFICIO
Share Button
Por Luis Carlos Frómeta Agüero | 12 marzo, 2023 |
0
FOTO Luis Carlos Frómeta

El arte de la luthería, cimentada en la Edad Media, es  una vieja tradición familiar en que los padres o familiares cercanos instruían a los suyos en el manejo de habilidades en ebanistería y diseño. Algo parecido sucedió al protagonista de este trabajo.

“Mi hermano mayor, Edilberto Rodríguez Batista, construía y reparaba instrumentos musicales de cuerdas, aquella iniciativa se apoderó de mí cuando frisaba los 15 años de edad, de    manera   que   heredé el oficio y luego emprendí el camino en solitario, como se dice en el argot artístico”.

-¿Cómo fue el primero?

¡Imagínate!, aquella guitarra, de sonido raro, tenía desequilibrios en la estructura, sin la calidad requerida y escasos mis conocimientos de pruebas de moldes y diseño, que requieren investigación y estudio.

“De todas formas lo intenté desde mi visión empírica y pensé que el próximo quedaría mejor, por eso no deseché la idea”.

-¿Qué sucedió después?

– Presté atención a los fallos iniciales: ajustar la tensión de las cuerdas y el mástil, pulido del diapasón, cambio de piezas, la madera y técnica a emplear en cada caso, la pintura, el acabado y como jamás me vencieron las dificultades, continué el trabajo.

“Pasaron los años y la práctica sistemática en ese oficio me aportó mayores elementos en la restauración, sobre todo de guitarras, tres y laúd”.

-¿Desde su punto de vista cuáles son las características que deben primar en un luthier para el trabajo acústico?

-Por tratarse de un oficio tradicional, que requiere entrega y dedicación al construir o reparar el instrumento, el ejecutor debe tener vínculo estrecho con la música para conocer la sonoridad, sentirse parte del proceso artístico y contar con un local y herramientas necesarias para la creación”.

-¿Y en su caso?

-Siempre me gustó cantar y tocar guitarra. Con mi hermano fundé el dúo Gema, muy seguido en Bayamo. Luego formamos el trío Los tres amigos: Ángel Labrada, Roberto Estrada y yo. Realizábamos actividades en el municipio, grabamos un disco y otros temas en cassette.

“Por cuestiones de la vida fui a vivir a La Habana, en el año 1996, allí formé otro trío, el proyecto decayó cuando el cantante primo sufrió un accidente cardiovascular y el trío no pudo continuar”.

-¿Qué experimenta un luthier al ejecutar su labor?

– En mi caso lo asumo como un hobby, siento que realizo algo útil en la vida, a favor de los aficionados o profesionales. Eso me reconforta, tanto es así que a los 83 años de edad, mantengo la tarea aun cuando las fuerzas no me acompañan”.

-¿Relevo?

Está asegurado. Mi hijo Leonardo Rodríguez Labrada sigue los pasos como luthier y, logrando técnicas superiores a las mías, sobrepasó los límites que alcancé”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *