
Los granmenses, como todos los cubanos, asistirán el venidero 26 de marzo a las urnas, para elegir a sus representantes en el Parlamento cubano, un ejercicio democrático que tiene 47 años de historia.
En mayo de 1974, la Ley no. 1269 del Consejo de Ministros aprobó desarrollar como experiencia en la occidental provincia de Matanzas, la constitución de los órganos del Poder Popular mediante elecciones para avanzar en el proceso de institucionalización del Estado.
Un año después, durante el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, se comprobó a través de esa experiencia, que la participación popular en el gobierno permite mejorar la gestión y el control real de las actividades del estado.
Constituyó aquella una experiencia excepcional, y como siguiente paso, en febrero de 1976 fue promulgada la Constitución de la República, que distingue al sistema del Poder Popular como el eslabón más alto de la democracia socialista.
A finales de ese mismo año, puntualmente en fecha tan histórica como el 2 de diciembre, se constituyó la Asamblea Nacional del Poder Popular para su primera Legislatura, integrada por diputados electos por las asambleas municipales, estas últimas constituidas junto a las asambleas provinciales del órgano de Gobierno en el propio 1976.
Han transcurrido así, 47 años de constituida la primera legislatura del poder popular en Cuba, y el pueblo en circunstancias especiales como las que vivimos, ha sido convocado nuevamente a elecciones nacionales para elegir, por el término de cinco años, a los diputados que nos representarán en la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Será esta la décima legislatura del supremo órgano del Estado, luego de un proceso, igual a los que lo antecedieron, transparente, genuino y apegado a ley, y que tendrá como colofón la jornada de elecciones del venidero 26 de marzo.
Cuando protagonicemos ese momento, al acudir a las urnas a ejercer nuestro derecho al voto libre, igual, directo y secreto, estaremos refrendando la esencia democrática de nuestro proyecto social, porque quienes serán elegidos como diputados, expondrán por nuestra voluntad, en las sesiones del Parlamento, nuestras realidades y sentidas aspiraciones de progreso.