
Durante el 2022, varios granmenses activaron el “modo diabético” y dejaron de consumir las tradicionales reposterías a base de harina de trigo, generadas por la Empresa provincial integral de la Industria Alimentaria (Epiia), que tocaba fondo a causa del déficit de materias primas (harina de trigo, azúcar, huevo) para elaborar, entre otras producciones, variedades de dulces que hacían de esta ciudad un referente a nivel de país.
Ante el silencio productivo de la Epiia, los trabajadores por cuenta propia tomaron la batuta de la repostería, con el correspondiente incremento de precios.
“Sentimos la ausencia de las ofertas de la Alimentaria, nosotros como población nos vimos atados de pies y manos, solo con la opción del particular y a precios exorbitantes: un cake ronda los mil 200 pesos; un pastel 25; otros dulces finos a 30 y 35 pesos; un ponqué con merengue 45 pesos, y en muchos no se correspondía el precio con la calidad”, alega Fernando Rosales.
Hace un mes, algunas entidades pertenecientes a la Epiia en Bayamo y Manzanillo, reanudaron la elaboración de dulces y panes, con la compra a mipymes de harina de trigo importada, entre otros insumos.
Bajo esta modalidad, iniciaron la prestación de servicios los palacios del pan y del dulce, el Bulevar, el Pancón y El león, tanto en Bayamo como en Manzanillo. Las unidades comienzan a cobrar vida. El ajetreo de sobadoras, hornos y merengueras se acopla como música de fondo para ataviar de formas y colores los estantes.
Panes en disímiles formatos y pesos, masas reales, panetelas y cakes, figuran entre las ofertas que comercializa la Alimentaria en sus unidades con harina importada en su totalidad, a excepción de algunas que incorporan un 25 por ciento de extensores de harina de yuca o maíz.

No obstante la feliz reanimación, una inconformidad subyace en muchos de los consumidores, y es que los precios de estas opciones, si bien son inferiores a los del particular, difieren mucho de los que siempre caracterizaron a la Epiia.
INCONFORMIDADES
Algunos pobladores, como Yanet Fernández, coinciden en que los precios de la Epiia no son tan elevados en comparación con los de las mipymes: “El pan tiene calidad. Yo he comprado en varias ocasiones y la oferta es sistemática, lo cual es un alivio porque antes estabas obligado a recurrir a los revendedores”.
Otros, consideran que los precios no se corresponden con los salarios: “Asegurar una merienda para la escuela y el hogar, se ha convertido en un verdadero dilema. Cuando tenemos que comprar aseo y otros productos, créeme que no nos da para el pan diario”, refiere Leticia Figueredo.
En la casa de Elisa Fuentes, madre de tres niños, el pan lo llevan a punta de lápiz y racionalizado, aún así, sienten el impacto de los precios.
“En casa decidimos dar la mitad de un pan bon en el desayuno, para alargarlo. No te puedo explicar el dinero que se nos va en pan para la merienda del seminternado, el desayuno y cuando están en casa. Es cosa de todos los días.
“Tienen calidad, pero con estos precios requiero un salario solo para asegurarles el pan, y no solo de pan vive el hombre. Hay días en que no me puedo permitir comprarlo”, refiere Elisa Fuentes.
Otra inconformidad manifiesta lo constituyó el menudeo que contemplan algunos de estos precios, por ejemplo, durante esta semana, el Bulevar expendía panetelas con extensores por el valor de 15 pesos y 25 centavos.
DEL CONTEXTO Y SUS REALIDADES
Sobre estas insatisfacciones, Davisnel Peña Peña, subdirector comercial de la Epiia, explicó a La Demajagua:
“Estamos adquiriendo materias primas con mipymes que tienen dentro de su objeto social la importación. En estos momentos, una libra de harina está costando de 190 a 235 pesos; la azúcar, aproximadamente 150 pesos el kilo; el huevo, ocho pesos la unidad, todo esto, lógicamente, aumenta la ficha de costo de las producciones.
“La vía que tenemos para generar alimentos para el pueblo es producir en estas circunstancias o quedarnos cruzados de brazos, lo cual impactaría negativamente en la presencia de estos surtidos, en los indicadores económicos de la empresa y en nuestros operarios”, valoró Peña Peña.

Aclaró, además, que llegado el momento en que la situación económica del país mejore y la Epiia reciba materias primas por el balance, se reducirán los precios.
“Adquirir 24 toneladas de harina nos costó más de siete millones de pesos. La Epiia tiene capacidad para procesar 82 toneladas, sin embargo, está consumiendo en un día alrededor de 50 toneladas, o sea, estamos dejando de recibir 32 toneladas de harina que podrían convertirse en 70 u 80 toneladas de alimentos, en dependencia de la producción que se realice.
“De una carpeta de negocios de centenares de dulces, producimos apenas 40, porque muchas de estas variedades requieren maicena, cobertura de chocolate, cocoa y leche en polvo, que hoy no se pueden adquirir ni con mipymes, porque encarecerían demasiado los costos.
“El cake que estamos elaborando, de mil 552 gramos, conocido como el cake para las madres, cuesta 380 pesos; ese mismo cake, si lo hiciéramos con la maicena para hacer la masa capuchino, costaría más de mil pesos.
“Sería una inversión demasiado riesgosa y la idea es incursionar con producciones que sean más asequibles al pueblo”, apuntó Peña Peña.
Respecto a los precios que contemplan moneda blanca, es decir, menudo, precisó que la empresa aprobó mediante la Resolución número 50, el redondeo de estas cifras y establecer precios cerrados.
La Epiia cerró el 2022 con pérdidas en todos los indicadores. Al cierre del primer trimestre de 2023, gracias a la estrategia mencionada, Bayamo cerró con cuatro millones de pesos de utilidades.
Es importante señalar el impacto que ha generado la aprobación de que esta entidad asuma de forma directa ventas minoristas que antes corrían a costa de Comercio que, en buen cubano, ganaba más que los que producían.
“Esto nos quiere decir que de ser posible mantener este ritmo de producción, podríamos incrementar los ingresos de los trabajadores en relación al 2022 por concepto de utilidad”, afirmó Peña Peña.
La proyección es extender esta variante al resto de los municipios de forma paulatina, y en la medida en que se aumente la asignación de materia prima a la empresa, producir a un menor precio.
Las limitaciones son evidentes y no hay recetas fijas para sortear la escasez, se requiere controlar las materias primas y continuar regulando la venta, para beneficiar a un mayor número de personas.