Que no nos tome la abulia

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Por Sara Sariol Sosa | 15 abril, 2023 |
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Aunque en muchas ocasiones, el pan no tiene la mejor calidad, por cuestiones diversas, entre las cuales está, por supuesto, el no contar siempre con una buena harina, lo que más hiere la vista en la panadería La Montaña, es su deteriorado vestíbulo.

No podemos precisar, desde cuándo el piso a la entrada de la unidad, ubicada en la bayamesa calle Capote, está todo roto, con partes sin losas, que muy fácil pueden provocar una caída y transmiten una tremenda sensación de abandono.

Hemos mirado aquel panorama una y otra vez, y otras tantas nos han vuelto a la mente los días en los cuales el territorio, situó entre sus acciones prioritarias el programa imagen.

No era aquello un capricho, si cuanto se hizo por cambiar el rostro de todas las estructuras y dotarlas de belleza, aun con pequeños detalles, corroboró el impacto de la apariencia en los procesos de relacionamiento social, en las dinámicas comunicativas, en el comportamiento, y en la voluntad de crear.

Mas, innegablemente, ha descendido el interés de provocar una buena impresión, cuando se accede a los lugares, lo cual no aporta en nada, todo lo contrario, en los deseos de transformar la realidad que vivimos.

La vida se nutre de grandes, pero también de pequeños detalles, y estos días de limitaciones no pueden por ningún concepto llevarnos a la abulia, más cuando sabemos que hay cientos de problemas que pueden recibir ciertas mejoras, con alternativas, pero sobre todo con deseos de cambiar las cosas.

¿Será tan difícil reparar la entrada de la mencionada unidad? ¿No hará por ahí, en algún patio de materiales de la construcción, pequeños pedazos de losas para sustituir las rotas? ¿No es posible colocarlos aunque sea con cemento alternativo, de aquel con que tantas cosas hicimos en medio del llamado período especial?

¿O será que como vivimos tiempos de carencias, vamos a asumir la negativa actitud de que nada se puede o nada nos importa?

Sin dudas, eso no ayuda ni ayudará en nada, y este tiempo, acaso como ningún otro, requiere de la inventiva, de la creación, de hacer con mínimos recursos, de embellecer con detalles que aunque pequeños, tengan el poder de levantarnos el ánimo y la autoestima.