
La joven bayamesa Lilian de la Caridad Armas Fonseca resultó ser la mejor graduada de Licenciatura en Enfermería, en la Facultad de Ciencias Médicas de la capital granmense. En sus cinco años de estudio cursados con éxito, integró la investigación, la ciencia, el deporte, la cultura, la labor social y desarrolló en gran medida su lado humanista.
“Mi motivación por ese perfil de la salud inició en mi casa, porque mis padres son profesionales de ese sector. Mi admiración por su labor cotidiana despertó mucho interés en mí, pero jamás imaginé que una vez dentro de la carrera, mi amor por esa especialidad aumentaría, expresa Lilian.
“Con el paso de los días en el primer año me di cuenta que para ser una mejor enfermera, no solo debía de prepararme en las asignaturas propiamente de esa especialidad, sino que era necesario apostar por la integralidad, eso me ayudaría a atender mejor a mis futuros pacientes, contribuiría a ver con un ángulo más amplio y práctico esa hermosa tarea.
“Llegar hasta aquí no fue fácil, el camino fue largo, vencí muchos obstáculos, pero siempre con el mismo enfoque: graduarme con la satisfacción de llevar conmigo el conocimiento necesario para ayudar a salvar vidas, siempre teniendo claro que la sensibilidad y el humanismo son la base de todo.
“Uno de los momentos más complejos fue sin dudas la llegada de la pandemia de la Covid 19. Esos momentos de desesperación, incertidumbre, dolor, serán inolvidables. Como todo el personal de la Salud, estuve ahí en la primera línea de combate, junto al enorme ejército de batas blancas, salvado vidas. Cuando los días se hacían interminables, nunca nos templaron las piernas, a pesar de las circunstancias tan duras que se dieron: Fui enfermera y paciente, pero nunca me faltó ni la fe ni la confianza en que los científicos cubanos.
“Darle un aliento de esperanza a cualquier enfermo es mi gran satisfacción, no solo como enfermera, sino como ser humano, trasmitirles confianza, seguridad, fe, y ganas de vivir, es algo que oxigena mi vida, cuando me adentré en este mundo se hizo más sencillo vencer los miedos, recibir las sonrisas, el cariño, un simple saludo de gratitud, fortaleció mi andar.
“Hoy solo me resta agradecerle a mi familia por su confianza en mí y por el gran apoyo que me han dado, a la Revolución por darme esta oportunidad, a mis profesores por su dedicación, y muchas gracias a Dios.
“A las nuevas generaciones que inician en este rumbo, les digo que no se rindan, que no renuncien a sus sueños, que sean valientes y que se arriesguen, confíen en sí mismos, estudien, poco a poco integren otras esferas de la vida, para que logren ser personas mejores preparadas.
“Mis planes futuros son seguir preparándome, continuar profundizando los conocimientos en la espacialidad de Oncología, que requiere de mucha entrega, pero mi reto es ayudar a esos enfermos que piensan que es el final de su vida, quiero apoyarlos y hacerles entender que cse puede sobrevivir, que es una gran batalla que se puede ganar”.