
“Me llamo Luis Gabriel Suárez Muñoz y soy bayamés. Inicialmente, el arte, para mí, resultó una etapa de exploración, marcada por el dibujo y la pintura, pero no fue hasta la adolescencia que llegué a la literatura.
“Cultivo la narrativa muy ligada a la estructura de mi pensamiento. Esta forma de expresión artística tiene muchos elementos técnicos y formales que me permiten llegar a sus esencias, manejar el tiempo y el punto de vista del narrador, detalles aprendidos en el taller José Martí, que conduce el escritor Erwin Caro, en la Casa de cultura de la ciudad.
“Allí fomenté mi vida cultural y literaria, exponía trabajos, concursaba en eventos e interactuaba con otro tipo de público y escritores que me permitieron medir el camino transitado y por dónde se movían los demás creadores.
“Fue una etapa con diversos puntos de vista, los que coinciden con lo que hago y los que no, sirvieron como contactos enriquecedores.
“He publicado varios trabajos en revistas y plegables. A inicios de año apareció uno de mis cuentos en el Caimán Barbudo y, recientemente, otro en La Campana.
“Entregué a la editorial Bayamo un proyecto de libro que titulé En Marte las vacas pastan, que espera por su publicación, en papel o digital, todo dependerá de las condiciones económicas del futuro inmediato.
“En su momento incursioné, como autodidacta, en guitarra clásica, que no sobrepasó los límites de un hobby, aunque sin proponérmelo me abría las puertas al gran descubrimiento de mi vida: el Coro Profesional de Bayamo.
“Acompañaba a mi madre, Lucía Muñoz Maceo, a la casa del maestro Carlos Puig Premión, donde precisarían detalles de un proyecto que realizaban juntos. Al escucharme, dijo:
-Acércate al Coro, tu timbre es de bajo o como mínimo barítono, necesitan voces graves y en estos momentos emprenden un crecimiento.
“Por diversas cuestiones, no presté mucha atención a la sugerencia, hasta que pasó frente a mi casa la directora de la coral, parece que alguien más le habló de mí. Conversamos, se percató de lo dicho por Puig y me invitó a la audición. Me presenté y el jurado manifestó que tenía el registro vocal mínimo para trabajar en esa institución. Tuve un período largo de entrenamiento. En el 2016, llegué al Coro Profesional de Bayamo, me hicieron algunas pruebas y me quedé.
“Entre mis proyecciones inmediatas, espero, en septiembre, la evaluación como cantante coral, en el 2018 alcancé el segundo nivel, y en esta haré un mayor esfuerzo.
“En el campo literario, pretendo llevar a feliz término varios proyectos de libros, no obstante las dificultades actuales con las editoriales cubanas.
“El IV Congreso de la Asociación Hermanos Saíz, institución a la que pertenezco, acontecerá en el mes de octubre. Con esa motivación, continuaré creando para ser consecuente con la naturaleza de la vanguardia juvenil e influir en el desarrollo del panorama cultural cubano”.