Verdades sobre el fantasma “bueno”

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Por Eugenio Pérez Almarales | 11 julio, 2023 |
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Tan maquillado traen por estos días al fantasma de Fulgencio Batista, que ni él mismo se reconocería, si volviera a nacer, ¡y que Dios no lo quiera!

Aprovechando el paso del tiempo, cuando están más lejos los años que antecedieron a la Revolución, y los más jóvenes -e incluso muchos de sus padres- no vivieron aquella etapa, nuestros enemigos se esfuerzan en fabricarle a Cuba otra historia.

Para estupor de mayores y estudiosos, desde el norte del estrecho de la Florida nos presentan a un Fulgencio tan bueno, que poco tiene que ver con el bandido y asesino que fue.

Los actuales discípulos de Joseph Goebbels -quien fuera ministro de Propaganda de Hitler y asegurara que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad-, aseguran que los años 50 del pasado siglo fueron dorados y el sargento golpista, un héroe.

Según ellos, Batista fue benefactor de la patria e insisten en demostrar la bonanza de la que disfrutaba nuestro archipiélago, en tiempos de soldados de amarillo, plan de machete y desaparecidos

Dicen, entre otras lindezas, que el bienestar caracterizaba aquellos tiempos, que el pueblo cubano era de los más altos consumidores de carne; pero preguntemos la verdad a nuestros padres y abuelos.

Mi padre, quien tuvo que dejar la escuela para buscar el sustento de su hermano y de mi abuela, limpiando zapatos, trabajando en una bodega, en una imprenta…, me contaba que, como sus vecinos, se las veían difíciles. ¿Y serían ellos los únicos que la pasaron mal?

Por obra y gracia del “benefactor”, mi abuelo materno, Santigo Almarales Almarales, militante del Partido Socialista Popular, padeció durante el resto de su vida diversas dolencias, como resultado de las golpizas que le propinaron guardias bajo el mando del famoso batistiano jiguanisero conocido como Tres Patá, por la única razón de ser comunista.

Además, si en Cuba se vivía tan bien, ¿cómo se explica que la inmensa mayoría del pueblo apoyara al Ejército Rebelde? ¿Por qué Fidel, luego del revés de Alegría de Pío, con un puñado de hombres y siete fusiles, ganó la guerra a un ejército reforzado por los Estados Unidos?

Los manipuladores de la historia prefieren no recordar  que Fulgencio Batista Zaldívar no tenía a la democracia entre sus preferencias, y protagonizó varios golpes de estado.

Traicionó al movimiento revolucionario que en 1933 derrocó al gobierno de Gerardo Machado, pues pronto se puso al servicio de los Estados Unidos, durante una visita al embajador norteño.

Ellos alentaron al traidor a protagonizar un golpe contra Ramón Grau, tarea que ejecutó Batista en 1934. El 10 de marzo de1952, el susodicho llegó al poder por otro golpe, esa vez contra el gobierno de Carlos Prío.

En un informe confidencial al Departamento de Estado, la embajada de Estados Unidos en La Habana, en 1953, afirmó que Cuba, está “bajo el yugo de un dictador sin piedad”. Lo sabían, lo alentaban, lo protegían.

Cuando el “patriota” general usurpó el poder, el Presidente ganaba 26 mil 400 dólares anualmente;  Fulgencio se autoasignó un salario de 144 mil dólares, 44 mil más que el de Harry Truman, entonces mandatario de los Estados Unidos.

Para legitimarse, Batista organizó unas “elecciones”, en noviembre de 1954, las que ganó fácilmente. El gobierno gringo reconoció que “habían sido un simulacro destinado a aferrarse al poder”.

El “angelito” Batista mantuvo estrechas relaciones con la mafia radicada en los EE.UU., con personajes como Meyer Lansky, Santos Trafficante y Lucky Luciano, a quienes abrió las puertas de La Habana.

No promovió el comercio serio, ni la inversión extranjera para beneficio del pueblo, ni el desarrollo de la ciencia. Impulsó la construcción de hoteles y clubes nocturnos, imprescindibles para el aumento de los casinos, la prostitución y el consumo de drogas.

Los recaudadores del “ilustre” personaje le llevaban al  Palacio presidencial cerca de tres cuartos de millón de dólares, cada mes.

Hablamos del presidente con más propiedades en la historia de Cuba. Era dueño del periódico Alerta, del Canal 12 de televisión, de la emisora RHC Cadena Azul de Cuba, de la Cadena Oriental de Radio y de la Compañía Inversiones Radiales S.A.

Asimismo, fue el propietario único de Cuba Aeropostal, una línea aérea de carga, expreso y correo; fue el principal dueño de Cubana de Aviación, de varios hoteles en la entonces Isla de Pinos, de la Compañía naviera Isla del Tesoro, y más.

Ese fue el verdadero Fulgencio Batista. Así era la Cuba de la década de los años 50 del siglo pasado; la que quieren revivir los enemigos del pueblo, los que se empeñan en cambiar la historia.

No es casual la insistencia de Fidel en la necesidad imperiosa de consolidar el conocimiento de la historia del país y de la historia local, esencial para proteger la cultura y cuidar nuestras esencias.