26 de Julio en Bayamo, testimonio gráfico de Rolando Avello

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Por Agencia Cubana de Noticias (ACN) | 27 julio, 2023 |
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Bayamo-. Admiración y afecto evoca entre los periodistas que lo conocimos la figura del fotógrafo cubano Rolando Avello Vidal (1924-2007), quien dejó un imperecedero testimonio gráfico sobre el asesinato de seis de los jóvenes participantes en el asalto al cuartel Carlos Manuel de Céspedes, de la ciudad de Bayamo, el 26 de julio de 1953.

Convertido en valiosa fuente de información, ofrecía un diálogo sencillo y sin prisas para terminar, y nunca se negó a dar entrevistas, lo mismo a establecidos historiares y profesionales de la prensa, que a principiantes en esas disciplinas.

Aquellas conversaciones, casi siempre en la sala de su hogar, solo eran interrumpidas por la esposa, Pilar Oti, maestra de profesión, cuyas manos servían a entrevistadores y entrevistado el humeante café o un refrescante jugo de frutas.

En la fecha de las acciones simultáneas protagonizadas por el líder revolucionario Fidel Castro Ruz y sus compañeros de la llamada Generación del Centenario, Avello Vidal tenía 29 años y era corresponsal de la revista Bohemia y el periódico Prensa Universal, de Santiago de Cuba.

Entonces su casa estaba a ocho cuadras del “Carlos Manuel de Céspedes”, cuando poco antes del amanecer oyó disparos y al salir a la calle, un rato después, escuchó comentarios sobre una bronca entre los guardias rurales. Luego supo la verdad.

Posteriormente fue convocado al Juzgado de Instrucción local -cerca del cual tenía su estudio fotográfico- y allí el juez le dijo que al día siguiente lo llevarían a tomar unas fotos en las afueras de Bayamo.

Así, en horas tempranas del 27 de julio de 1953, unos militares se encargaron de trasladarlo hasta la finca Ceja de Limones, en el barrio de Santa María, a siete kilómetros por la carretera vía a Holguín.

Al llegar a la enyerbada planicie, dijo, los soldados dijeron que allí había ocurrido un combate y mostraron los cadáveres, indicándole fotografiarlos.

Observó a los caídos, vestidos de paisanos y con grandes orificios de bala que evidenciaban disparos hechos a quemarropa; vio la hierba chapeada debajo y alrededor de ellos y ni un solo casquillo; todo lo cual, unido a los rumores del asalto, le hicieron percatarse, sin lugar a dudas, de que aquellos jóvenes habían sido asesinados en otro sitio y colocados allí.

No obstante el paso del tiempo, Rolando solía afirmar que su piel se erizaba por el recuerdo, totalmente nítido, de una de las víctimas que apretaba un puñado de tierra en la mano, mientras a otro se le veía un hilo de hormigas en la boca.

Los cuatro mártires fotografiados en el lugar fueron Rafael Freyre Torres, Lázaro Hernández Arroyo, Luciano González Camejo y Pablo Agüero Guedes.

Al regresar a casa, sin sobreponerse aun del impacto provocado por la terrible escena, recibió una llamada del administrador del cementerio local, quien le comunicó que iba a enterrar a dos hombres con varios tiros.

Frente a la nueva información acudió de inmediato a la necrópolis y tomó fotos de los finados, que resultaron ser José Testa Zaragoza y Mario Martínez Arará. Retornó al estudio, imprimió las imágenes de las seis víctimas y las envió al periódico Prensa Universal, que las publicó al día siguiente.

Jamás olvidé la tremenda impresión que me causó ver a aquellos muchachos, jóvenes como yo, vilmente asesinados, aseguró, categóricamente, en cada entrevista.

Además de las víctimas fotografiadas por Avello Vidal, tras la acción de Bayamo, ocurrida de forma simultánea a la del cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, fueron masacrados Hugo Camejo Valdés, Pedro Véliz Hernández, Ángel Guerra Díaz y Rolando San Román de la Llana.

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