El 22 de agosto del 2002 falleció en La Habana Fernando Álvarez, uno de los máximos exponentes de la cancionística cubana. Había nacido en Santiago de Cuba el 4 de noviembre de 1928.
Inició su carrera artística con el conjunto Hermanos Giro; más tarde pasó a la orquesta Armonía Tropical y posteriormente a la de Pancho Portuondo y su Ritmo Oriental.
En los primeros años de la década de 1950 se trasladó a La Habana para integrarse a la big band de Benny Moré, quien le había prometido llevarlo a la capital en cuanto creara una banda propia.
Fernando rememoraba que Benny lo sacó de una ciudad de provincias, fue a casa de sus padres y se comprometió con ellos a no dejarlo solo hasta que lograra el éxito y cumplió su promesa.
Con la Orquesta del Benny, en la que hacía coro, se acompañaba con las maracas y en ocasiones cantaba una parte del repertorio bolerístico, hasta finales de 1955.
Posteriormente formó parte del Conjunto Casino dirigido por Roberto Espí, donde creció su popularidad y realizó creaciones interpretativas de diversas obras musicales, entre ellas los boleros Humo y Espumas y Cada noche que pasa, del compositor Rolando Rabí; Llanto de luna, de Julio Gutiérrez; Canción de amor, de Rolando Baró; Llegaste tarde, de Wello Rivas y Si no eres tú, de Pedro Flores.
A partir de ese momento se convirtió en solista vocalista y fue contratado por el sello discográfico Gema, firma en la que grabó la canción Ven aquí a la realidad, de Ernesto Duarte, que constituyó un acontecimiento nacional e internacional, y que, a la vez, lo convirtió en una de las voces más aplaudidas de Cuba.
Compartió el escenario con destacados intérpretes como Pedro Vargas, Libertad Lamarque, Boby Capó, y efectuó numerosas actuaciones y giras por toda Hispanoamérica y Estados Unidos, país en el que obtuvo un éxito rotundo.
Su selecto repertorio incluyó obras como Dos gardenias, de Isolina Carrillo y Cuando no te veo vida mía, de Frank Domínguez, además de otras composiciones musicales de José Antonio Méndez, Tania Castellanos e Ignacio Villa.
Fernando Álvarez fue una de las voces que conocieron e hicieron populares muchas de las más significativas composiciones de la creación musical popular, y de los cantantes cubanos que pueden resumir, en su carrera artística, una etapa de la historia de la cancionística cubana.