Existen amores en la vida que inician desde muy temprana edad, ejemplo de ello, es hasta hoy la estrecha relación que mantiene la escritora bayamesa Lucía Muñoz Maceo con la literatura, como ferviente lectora o de artífice de interesantes textos.
“Yo empecé a escribir muy niña, a los 7 años, cuando comencé a escribir y a leer ese fue el acontecimiento más trascendental en mi existencia”, refiere La novia de Bayamo.
“Cuando era niña, el clima era muy frío, llovía y yo padecía de gripe y bronquitis, no comía, no podía salir a dar carreras porque me ahogaba, pero por suerte sabía leer.
“Al abrir la Biblioteca Pública, recuerdo que ahí llegó una donación de libros de lujo, de ediciones valiosas, la bibliotecaria me prestaba hasta cuatro libros, porque sabía que a la semana buscaba cuatro más”.
Para Lucía la creación es un proceso inexplicable, pues cuando llega un texto completo a su mente no puede desaprovechar el momento de plasmarlo en el papel.
“Si yo dejo pasar ese instante, se me olvida y después es un sufrimiento porque quiero recordar aquello que vi en mi mente o en mi alma y no lo puedo recordar, entonces siempre tengo una agenda para escribir, un lapicero a mano.
“A veces me paso meses sin escribir, pero además de eso, siempre escribo cuando siento necesidad de expresar algo, nunca antes, porque no puede ser una obligación, porque el lector que tiene agudeza se da cuenta, no es una improvisación, es una interiorización del fenómeno, del tema, del dolor, de la carencia, del sentimiento, que cuando tú digieres eso es inexplicable, yo pienso que el día que se pueda explicar ya ahí deja de ser poesía.”
Cuentos, investigaciones literarias y narraciones han salido de la pluma de Lucía Muñoz Maceo, pero es, sin duda, la poesía el género que más la identifica ante sus lectores.