De correcaminos a sindicalista

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Por Anaisis Hidalgo Rodríguez | 22 septiembre, 2023 |
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FOTO | Rafael Martínez Arias

Henry Espinosa Fonseca es un hombre de campo que prefiere vivir en la ciudad, lo que no quita que siga amando la tierra y disfrutando del olor que esta produce al caer la lluvia y que los catedráticos del idioma han definido como petricor; pero Henry es también un hombre memorioso, dado a recordar con exactitud fechas que de una u otra manera han marcado su vida, quizás algo en lo que han incidido sus años como lector cobrador en la Empresa Eléctrica de Granma.

Una de esas fechas inolvidables del almanaque, es el 21 de diciembre de 1990, cuando inició su vida laboral, con apenas 19 años, como diría él, “siendo un niño”. Para entonces, era un joven flacucho y de melena espesa que se bebía el monte y la ciudad de arriba abajo, cobrando las facturas de consumo energético.

Uno de esos días en que desafiaba el alba con su bicicleta, se enrumbó hacia Punta de Jagua, en el municipio de Buey Arriba, a cumplir sus funciones.

“No había Dios que saliera de aquellos parajes de la Sierra Maestra cuando llovía.

“Por poco los recibos  de  pago no llegan. La mayoría habían perdido los nombres de los clientes en su parte frontal. Eran las 4:00 p.m. y el aguacero no cesaba. Bajo esas condiciones hice el regreso”.

En otra ocasión, refiere Espinosa Fonseca, tuvo que pernoctar en Pedregales (perteneciente al municipio de Guisa) y esperar a que las lluvias calmaran su furor.

Aquel día Espinosa Fonseca cosechó la siembra de su afabilidad y buen carácter, pues fueron precisamente los campesinos de la zona quienes le brindaron cobija y alimento.

“A la siguiente mañana, salí temprano. Llegué  sobre las 5:00 de la madrugada a casa, me alisté y tomé el camino para la otra ruta que me correspondía cobrar.

“Este es un trabajo difícil. Uno se pone lo que tiene y se dispone a trabajar con lo que puede, válgame las amistades que va haciendo uno en el camino, el buchito de café que te sustenta, el sorbo de agua fría…eso reconforta. Hasta al hijo mío me lo llevaba a repartir recibos cuando era pequeño”.

Por azares de la vida, Henry Espinosa Fonseca no pudo continuar sus funciones como lector cobrador, tampoco inspector o atender las quejas de clientes con equipos dañados. La gota aquejaba su organismo, limitándole en ocasiones el andar y el desempeño de estos oficios que marcaron su vida por 25 años.

A partir del 2000, sus roles se tradujeron en ejercer como técnico comercial, jefe de brigada, auxiliar de la sucursal y algunas funciones sindicales tras formarse en la escuela Lázaro Peña.

En el 2013, Espinosa Fonseca retornó al fogeo de la calle como cobrador e inspector, a la interacción con el pueblo, a esa adrenalina de ir y venir por los caminos hasta el año antepasado, en que asumió el rol de secretario de la sección sindical de la UEB Bayamo, en la que  también ejerce como financiero, una manera  de continuar la interacción con las masas y desde su experiencia, aportar al perfeccionamiento sindical.

 

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