
Sentir el olor a tierra húmeda, hacer crecer las plantas y ver sus frutos, es para la mujer rural que la trabaja, el hacer realidad sus sueños de contribución a la alimentación del pueblo.
En ella se conjugan saberes y experiencias que provocan la admiración y el reconocimiento a tanta entrega, disciplina y creatividad por alcanzar la soberanía alimentaria y educación nutricional en la Mayor de las Antillas.
Sencilla, humilde y carismática, la mujer rural constituye un ejemplo de voluntad y compromiso digno de imitar.
En la agricultura la presencia femenina es cada vez más imprescindible no solo como fuerza laboral, sino en su estructura de dirección, especialistas de diversas ramas y en Centros científicos del sector.
Crece en cantidad por la tenencia de la tierra, derecho conquistado con la condición de propietarias y usufructuarias; miembros de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, integrantes de las brigadas FMC-ANAP y en la Agricultura Urbana y Suburbana y Familiar, modalidad en la que ha encontrado nuevos empleos para su realización.
La incorporación en miles al desarrollo económico y social es el fruto de una sostenida política de la Revolución, para empoderarlas con la aplicación del Decreto Presidencial 198, que aprueba el Programa Nacional para el adelanto de las Mujeres.
Así, Cuba rinde merecido homenaje a la mujer rural, este 15 de Octubre, cuando se celebra su día, establecido desde el 2008 por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, debido a la función y su contribución en la promoción del desarrollo agrícola y con ello la seguridad alimentaria.