Luto en Bayamo

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Por Yelandi Milanés Guardia | 21 octubre, 2023 |
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En octubre de 1957, a medida que crecían las acciones del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, se incrementaba la represión contra los conspiradores en las ciudades.

Un ejemplo de lo anteriormente dicho fueron los maltratos físicos que recibió Gilberto López Bosch, quien había llegado a Bayamo herido en una pierna, secuela del frustrado asalto al Palacio Presidencial, y a quien habían logrado identificar por una delación.

No pudiendo soportar más aquella agonía, Gilberto López envió a sus hombres, en Mabay, un mensaje escrito en una caja de cigarros: “Maten a Campeón”. Desde la detención de Gilberto López Bosch, la situación estaba tensa en Bayamo. El enemigo sabía de las actividades de Orlando Lara y sus muchachos, los que entraban arriesgadamente a la ciudad. En esos días,  preparaban acciones contra varios asesinos y abusadores del pueblo, pero algunas fallaron.

En la tarde del 20 de octubre de 1957, fueron  ajusticiados,  en un bar, el esbirro conocido como Campeón y el sargento Manuel Pompa. Entonces, se desató la persecución, a la cual el pueblo bayamés interpuso la solidaridad.

La respuesta de la tiranía, en las formas más crueles y espantosas, no se hizo esperar. Primero pusieron la ciudad a oscuras, y luego plagaron las calles de militares, asesinos y chivatos.

La noche del 20 y la madrugada del 21 de octubre, fueron tremendamente horrorosas. Al día siguiente, se conocería el resultado de sus macabras acciones.

De acuerdo a una publicación del revolucionario y periodista Robert Paneque, Vicente Quesada O´Connor, Rubén Nogueras Castillo y Mario Enrique Alarcón Martínez fueron encontrados torturados y asesinados en el kilómetro 6 de la carretera hacia Manzanillo, entre el desvío y la entrada de la fábrica La Hacienda.

Antes de quitarle la vida, Pedro Batista Fonseca fue salvajemente golpeado. Su cuerpo fue hallado en la carretera que conduce de Bayamo a Santiago de Cuba.

El cadáver de Idalberto Tamayo Maceo fue encontrado acribillado a balazos, en el Callejón de Macuto. Mardonio Hechavarría Remón y Luis Felipe Lotty Osorio, también fueron víctimas de la furia desenfrenada de los uniformados.

En la revista Bohemia de diciembre de 1959, el periodista Rubén Castillo Ramos relata: “Lo que había pasado era tremendo, horroroso. Al día siguiente se conocería; por allá por la Avenida Milanés, en un enyerbado callejón, un hombre, al que una ráfaga de ametralladora había arrancado la mitad de la cara y al que algunos vecinos comprometidos con la Revolución que lo conocían, identificaron como Raúl (Gilberto López Bosch)”.

 

 

 

 

 

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