La fortuna de Bienvenido

Share Button
Por Luis Carlos Frómeta Agüero | 8 noviembre, 2023 |
0

“A quien nace afortunado, le ponen huevos los gallos”

                                                                                          Anónimo

“Es sábado y el cuerpo lo sabe” dijo el viejo Bienvenido Fortuna, mientras estiraba la jubilada armazón, con más de 50 años detrás del timón.

De un salto se incorporó de la cama, dispuesto a llegar hasta el cajero automático más cercano, mientras, como buen calculador, reajustaba en la memoria las cifras para el reclamado sopón, devenido tradición familiar, sobre todo en los primeros días del

mes, cuando el patrimonio económico todavía le sonríe al bolsillo:

“Dos libras de malangas, 170 pesos, otra de boniato 40, más una de pollo 250 -calculó-, pero si a esta última la sustituyo por una pastillita del mismo material, ahorro un dinerito”.

Y mientras su memoria reajustaba el puzle culinario para la ocasión, recordó los viejos tiempos, cuando para transferir dinero en efectivo, había que ir a la sucursal más cercana y en horario de oficina:

Ni un minuto más tarde, porque quedabas en las mismas- pensó, mientras el reloj digital del cajero marcaba las 6:00 de la mañana:

“Última persona -preguntó, en medio de la multitud concentrada con similares pretensiones.

-El cajero no tiene dinero-aclaró alguien.

-¿Y entonces?

-Hay que ver si otro tiene -precisó un cliente, mientras Bienvenido se revolvía en el sopón que hervía en su memoria:

-Esperaré un rato. A lo mejor ahorita ponen el dinero -calculó para alentar a su cuerpo y a su alma.

-Ningún cajero tiene dinero- anunció un recién llegado-. Dicen que hasta después de las 6:00 de la tarde -agregó.

Desplomado por la inesperada noticia, el viejo repasó mentalmente el sopón planificado para el día y, meditabundo, encaminó los pasos hacia un parquecito cercano.

Lo abordó con el deseo reclamado por sus cansadas piernas y sorprendido quedó al percatarse de que algún lector atolondrado había dejado, junto al banco, el periódico del día. Lo tomó entre sus manos y descubrió que aquel rotativo protegía una billetera de cuero marrón.

Atraído por el inesperado hallazgo, la revisó y con los ojos fuera de órbita, por su contenido, miró alrededor y esperó por el regreso del olvidadizo dueño. Pasadas las dos horas, sin reclamo alguno, especuló:

-Bueno…dice un refrán: El que madruga Dios lo ayuda- y nuevamente miró al cielo, esta vez para dar las gracias al Señor. Recordó entonces las notas de bien público emitidas por la radio local. Cruzó la calle, llegó a un teléfono público y marcó un número:

-Emisora, buenos días -dijo una agradable voz del otro lado del auricular -¿En qué puedo servirle?

-Mire, señorita, acabo de encontrar una billetera con 10 euros dentro, tiene el nombre y dirección de alguien llamado Malvino Pérez Pérez, que vive en el entronque de Calle Primera número 1, entre Uno y Uno y medio, Florida, Camagüey.

-¿Y usted quiere entregarla para que localicemos al dueño? -contestó la interlocutora.

-¡No, hombre, no! -aclaró Bienvenido, pero… ¿sería tan amable de dedicarme cualquier tema musical de Johnny Ventura, para celebrar el acontecimiento?

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *