Sebastián

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Por Luis Carlos Frómeta Agüero | 23 febrero, 2024 |
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Perro de personalidad singular es Sebastián, ¡el mío! Tremendo tipo: cuerpo alargado, fina cola que mueve rápidamente y una pequeña cabeza de la cual cuelgan dos grandes orejas y se afirma el hocico prolongado,

Sobresale por su color avellanado, musculatura notable, juguetón, confianzudo, muy popular en el barrio, leal, excelente guardián de ladrido penetrante y enamoradooooo, como no hay otro.

Es de raza Dachshund (Salchicha) y de lo más educado. Recibe con cariño a los visitantes, se inquieta cuando suena el teléfono, ladra para que lo saquen a hacer pis o pos, necesidades fisiológicas inherentes a todos y que muchas veces no le da tiempo a avisar.

Como perro de vigilancia, me acompaña, a veces, en la guardia cederista, le gusta salir de paseo, sin correa. No obstante su nobleza, se enfrenta a otros de mayor tamaño y no ladra a los ciclistas, ni los persigue.

Dicen los estudiosos de estos canes que originalmente fueron criados en Alemania durante el siglo XVII, para cazar tejones, cuestión que discrepo, pues el Seba, como cariñosamente lo llamamos, no se interesa por esos detalles, tal vez por la ausencia hogareña de ratas. Sin embargo, no hay gato que se le resista a la corrida.

Sebastián tiene un carácter fuerte y es de buen comer. Entre sus platos preferidos están las carnes, los dulces, el pan con nata de leche, las chicharritas, galleticas de chocolate, cascos de toronjas, pudin…

Me queda claro lo costoso de sus gustos pero, como alguien dijo: lo que no se va en lágrimas, se va en suspiro, hago el esfuerzo por complacerlo.

Resulta habitual que a la hora de almuerzo coloque en su plato , dos o tres pechugas o muslos con encuentros de pollo, el preferido entre todos, dos o tres filetes de res, algunos trozos de sierra frita, buena dosis de arroz y, de sobremesa: galleticas María o turrones, que también le encantan, ¡Ah!, y agua hervida, por si acaso.

Las tardes generalmente son más ligeras: pizzas de jamón, cerdo asado, picadillo de pavo, sorbetos de chocolate…

Antes de dormir, el recorrido nocturno para hacer los últimos pis y pos le asegura, como recompensa, una tártara de yogur natural con azúcar blanca refino.

Hace pocos días, en la cola del agro, compartía con un amigo los gusticos del Seba. Un vecino de esos que llegan a la fiesta sin que los inviten, no pudo aguantar el impulso:

-Disculpe, señor, imagino que después de esos almuerzos y comidas, su perro Sebastián se tome una tacita de café Turquino y fume un buen tabaco Cohíba. ¿Verdad?

Aquella pregunta me dejó sin palabras. Llegué a casa y, como de costumbre, me recibió el susodicho perrhijo. De un salto llegó a mis piernas y, acariciándole sus aterciopeladas orejas, le dije:

-Socio, es verdad que, cuando los años te caen encima, uno habla cualquier cantidad de boberías y hasta mentiroso te vuelves.

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