La quema de Bayamo es un hecho de amplio debate. Dentro del cofre sagrado de la historia de Cuba constituye un ejemplo de sacrificio e inmolación para los pobladores de ese período las llamas fueron símbolo de determinación, criterio de ¡Cuba Libre!
Del grupo que no se refugió en la manigua, unos tomaron rumbo a la zona del actual municipio de Cauto Cristo, otros hacia Jiguaní o Manzanillo, además, existen documentos que reflejan el retorno de algunas familias luego de la quema.
ACCIÓN Y REACCIÓN
Ante la noticia de la inminente llegada de Blas Villate, Conde de Valmaseda, y sus tropas, por la región del río Cauto, los bayameses tomaron la decisión de reducir la ciudad a cenizas y lo lograron.
Los debates se produjeron entre la tarde noche del día 11 y la mañana del 12 de enero de 1869. Carlos Manuel de Céspedes, frente a la disyuntiva de si efectuar o no el plan, ordenó que se consultara al pueblo y así se hizo.
Los bayameses conmemoran hoy el aniversario 155 de la quema de la ciudad, una resolución patriótica de quienes prefirieron perderlo todo antes que entregar a los colonialistas el primer territorio libre de Cuba #CubaViveEnSuHistoria
Publicado por La Demajagua en Viernes, 12 de enero de 2024
Ludín Fonseca García, historiador de Bayamo asevera: “Muy poco se habla del significado que tuvo la quema en el proceso de construcción de la nación cubana, porque después del suceso histórico se aprecia un auge de los préstamos culturales”.
Después de casi 11 meses de ejecutarse la acción, los españoles hacen un levantamiento de la ciudad y reflejan en su documentación que existen alrededor de 100 casas en pie, de las más de mil del fondo habitacional.
El estado de devastación fue casi general, a pesar de ello la Capilla de los Dolores sobrevivió, hoy día representa la arquitectura colonial.
LADRILLO SOBRE LADRILLO
Quienes volvieron necesitaban vivir, buscar soluciones a su desamparo provisional, el techo demandaba esfuerzo y otra vez inició el largo proceso de reconstrucción.
Bayamo no quedó paralizado en el tiempo, aunque su posterior desarrollo fue muy lento, llegó otro siglo y con él, nuevas luces.