El Diablo Cojuelo: en 1869 se publica su único ejemplar

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Por Gislania Tamayo Cedeño | 19 enero, 2024 |
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Faltaban nueve días para que José Martí cumpliera 16 años cuando salió a la luz El Diablo Cojuelo.

El Diablo Cojuelo se editó aprovechando la libertad de prensa que estableció, por decreto el nueve de enero de 1869, el Capitán General de Cuba Domingo Dulce y Garay, quién había sustituido a Francisco Lersundi.

El 19 de enero de 1869, hace 128 años, la Imprenta y Librería El Iris sacaba a la luz las cuatro páginas de lo que fue el primer periódico, editado en La Habana, durante una rápida libertad de expresión.

Su título fue tomado de la novela homónima del dramaturgo y novelista del Siglo de Oro español, Luis Vélez de Guevara, es un texto satírico publicado en 1641.

Este pequeño periódico fue concebido junto con Fermín Valdés Domínguez, quien financió la edición, y en el que participaron también Joaquín Núñez de Castro y Antonio Carrillo y O’Farrill.

Cuando Martí publicó el periódico, la zona de Oriente y Camagüey estaban en lucha y en Las Villas se preparaba un levantamiento armado, que sucedió días después en febrero de 1869.

El gobierno español se disponía para enfrentar cualquier cambio que afectara la forma de vida en la colonia. De hecho, estaba claro que Martí denunciaría el panorama político que acongojaba a los cubanos.

Su contenido  exponía con evidente luz lo que aparentaba la efímera libertad de prensa:

“Esta dichosa libertad de imprenta, que por lo esperada y negada y ahora concedida, llueve sobre mojado, permite que hable usted por los codos de cuanto se le antoje, menos de lo que pica; pero también permite que vaya usted al Juzgado o a la Fiscalía, y de la Fiscalía o el Juzgado lo zambullan a usted en el Morro, por lo que dijo o quiso decir”.

En la portada de este trabajo José Martí dejaba claro lo que significaba para él escribir para los demás. Y con respecto a ello dijo:

“Nunca supe yo lo que era público, ni lo que era escribir para él, mas a fe de diablo honrado, aseguro que ahora como antes, nunca tuve tampoco miedo a hacerlo. Poco me importa que un tonto murmure, que un necio zahiera, que un estúpido me idolatre y un sensato me deteste. Figúrese usted, público amigo, que nadie sabe quién soy: ¿qué me importa que digan o que no digan?

Tenía El Diablo Cojuelo tanto valor patriótico como literario o periodístico, en el Martí azota al régimen colonial español y a sus representantes en Cuba, comprendiendo desde entonces lo necesario de la independencia de Cuba.

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