
Diana Garcés Rosales es jefa técnica del Centro provincial de Electromedicina y delegada a la Asamblea XII Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) a realizarse, en Granma, los días 31 de enero y 1 de febrero próximos.
“Comencé en las filas de la Juventud, cuando cursaba el onceno grado en el preuniversitario Francisco Vicente Aguilera, luego estudié Ingeniería Biomédica en la Universidad de Oriente. En la entidad donde laboro soy la secretaria general del comité de base y pertenezco al Buró municipal de Bayamo.
“Hemos realizado muchas actividades en conjunto con la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media y con la Federación Estudiantil Universitaria del territorio. Estos jóvenes, día a día, reafirman su responsabilidad con el futuro de la nación cubana como continuadores del desarrollo económico, científico-técnico y la producción de bienes y servicios en el país.
“La UJC se encarga de motivar a los jóvenes, queremos mantener la relación con ellos para que conozcan cómo funcionan nuestros procesos y les nazca el deseo de pertenecer a la organización. Esperamos aumentar nuestras filas en los comités de base. Es necesario reorganizar las estructuras de la UJC, este tema ha sido recurrente en varios de los encuentros en los que he participado.
“Tengo muchas expectativas, es mi primer Congreso. Me emociona tener la oportunidad de compartir mis criterios en un espacio de esta magnitud. Los jóvenes tenemos voz, sabemos dónde y cómo debemos expresarnos. Tenemos la voluntad de actuar, de hacer, de lograr esos sueños y aspiraciones que nos inquietan.
“La Electromedicina es una especialidad dentro de la Salud que responsabiliza a sus trabajadores de la correcta planificación, aplicación, desarrollo y funcionamiento de equipos médicos. También nos encargamos del control de calidad de los equipos empleados y otro grupo de acciones que permiten alargarle la vida útil, evitar importaciones y costos en la producción.
“En muchas ocasiones, esta especialidad se sume en el anonimato ya que existe desconocimiento, por parte de la población, de que combinamos la experiencia de la ingeniería con las necesidades médicas, para obtener beneficios en el cuidado de la salud. Lo que prevalece en el imaginario social es que cuando se está enfermo la esperanza de mejorar la salud se deposita en el médico, y se le reconoce por su sacrificada labor; nosotros también aportamos.
“Los electromédicos cubanos tenemos la responsabilidad de garantizar desde los talleres, en las propias instituciones o en cualquier contexto en el que se encuentren prestando servicios de Salud, la sostenibilidad de todos los equipos médicos, respaldado por el equipamiento tecnológico necesario para cumplir este fin”.